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Isabel Ibáñez
Jueves, 1 de octubre 2015, 01:42
Además de sustos, el cine fantástico y de terror ha aportado a la humanidad grandes frases. Txema Gil (nacido en Málaga en 1955 pero afincado en Barakaldo), también conocido como Txemita Picapiedra, lleva estampada en la camiseta una de ellas, pertenece a El planeta de los simios (1968) y la pronuncia el temible General Ursus: The only good human is a dead human (El único humano bueno es un humano muerto). Es la película que más me impactó si hablamos de las de bichos malos, una de mis favoritas de todos los tiempos, la escena final fue muy importante para mí... Tiburón fue otro flash, me dio mucho miedo por la cotidianeidad en la que se produce todo, y también me proporcionó un desasosiego muy grande Alien, el octavo pasajero. Por citar solo algunos de los bichos que me impactaron, pero hay tantos... ¡Que los sigo disfrutando aún!.
Puede considerarse a Gil como el decano del fanzine de cine de terror y fantástico; atesora el primer número de Fantastic Films, editado en Barakaldo en enero de 1974, y que luego añadió la palabra Neutrón a su nombre, como homenaje a la película de 1960 Neutrón, el enmascarado negro. Tanto tiempo después, 41 años, acaba de sacar el número 5, el dedicado a Bichos malos del cine. Pero esta tardanza encierra su historia, y al revés de muchas de las pelis que él tanto admira, tiene final feliz: la Muestra de Cine Fantástico y de Terror de Castellón, Fantcast, le acaba de otorgar el premio al mejor fanzine del año. Como suele suceder con los aficionados al género, Gil empezó a ser, dicho con todo el respeto y la admiración, un friki de muy niño. Yo creía que era un bicho raro, pero quiso la casualidad o el destino que una mañana de 1972, no recuerdo la fecha exacta, dos aficionados al cómic nos conociéramos en el quiosco del centro del pueblo comprando el mismo fascículo de 5 por Infinito (unas historietas de ciencia ficción creadas por el español Esteban Maroto en 1967). Este hecho nos marcó de por vida a los dos, empezamos a reunirnos en su casa o en la mía, maravillados de los pocos tesoros que teníamos en aquellos tiempos. Pronto conocimos a otros chavales a los que les apasionaba lo mismo, en los cines de doble sesión, intercambiando tebeos y viendo películas de las que nos gustaban, fantásticas, de romanos, de chinos, de espadachines Y fuimos coincidiendo con más aficionados por medio de las cartas al cómic de terror Vampus y a Terror Fantastic....
No contentos con esto, aquellos chavales crearon el Club Vampir. Se reunían en montes y descampados donde daban rienda suelta a su imaginación, que era mucha; se hacían trajes de superhéroes inventados y creaban sus propias películas... Pero quisieron ir más allá y en 1973 crearon su propio fanzine, Star Ficción, un batiburrillo de cómics, cine, dibujos y un foto-cómic que habíamos hecho con lo que más nos gustaba en aquel momento, los tebeos de súper héroes de Vértice: hacíamos el guión, nos montábamos nuestros propios trajes con eskay, telas y reciclando lo que teníamos a mano, y con una cámara nos íbamos al monte y tratábamos de llevar el guión a fotos que luego montábamos con bocadillos, efectos, etc.. De este primer intento solo conseguimos sacar a duras penas una copia para cada integrante del grupo y algunas más para la familia. Pero fue la sensación más maravillosa que sentimos en aquel tiempo.
Después lanzaron el Star Ficción Cómics, sobre tebeos, del que llegaron a sacar cinco números, hasta 1975. Pero lo que tenían en mente era un fanzine dedicado en exclusiva al cine fantástico: Así que en enero de 1974 y editado por las cabezas visibles del Club, el desaparecido Miguel Lafuente y yo, salió Fantastic Films; logramos lanzar dos números y el segundo ya se llamó Neutrón. Del primero distribuimos unos 75 ejemplares y del segundo 125, entre subscriptores y publicaciones amigas. Las fotos las sacábamos de lo que teníamos a mano: periódicos y otras publicaciones, de los programas de mano del cine y sobre todo de Vampus y Terror Fantastic, por eso comprábamos dos copias, y una de ellas la recortábamos. Teníamos muchos más proyectos, pero la vida nos llevo a cada uno por su lado y en 1975 nos distanciamos. Yo seguía coleccionando cómics, revistas, fanzines, libros, etc.. pero estaba en otras historias.
Desgraciada y prematuramente, en 2004 falleció Miguel Lafuente, y con la idea de hacer un homenaje, Gil desempolvó todo aquel material que tenía bien guardado: Descubrí entonces que el que estaba considerado por todos y hasta aquel momento como el primer fanzine sobre el género fantástico de todo el Estado estaba fechado en 1980 ¡Seis años después que el nuestro! Envié fotocopias de todo el material a estudiosos, escritores, fanzines sin recibir respuesta, tan solo alguna bastante negativa. Harto de este error, en 2012 hice una reedición con los dos números que publicamos hace tantos años, a los que añadí muchas páginas que no logramos incluir en aquellos tiempos. Confiesa Gil que fue aquella reedición y la negativa de muchos a aceptar su destacado papel en toda esta historia (Tengo la convicción demostrada de que fuimos los verdaderos pioneros en la materia) lo que le hicieron volcarse de nuevo en su labor. Y el año pasado, 40 años después de aquella primera publicación, edité dos volúmenes, sobre El planeta de los simios y todos los simios del cine, que me están dando muchas alegrías.
Y ya ha salido el número 5, lo último de Fantastic Films Neutrón, una especie de enciclopedia bestial (168 páginas, puede pedirse a klandestine666@hotmail.es) con los bichos malos del cine, pero malos de verdad: engloba a animales o seres extraterrestres que protagonizaron películas memorables y que podrían acabar, sin dudarlo un segundo, con nuestra miserable existencia de cualquiera de las maneras imaginables: seres antediluvianos, terroríficos murciélagos, felinos malvados, monos asesinos, amenazantes peces, malditos roedores, tiburones espantosos, villanos del Kaiju Eiga (monstruos de las pelis japonesas), insectos, arácnidos, perros y osos asesinos No está La criatura del lago negro (1954), porque como no es estrictamente un animal, sino una especie de mutante, de monstruo marino que se enamora de la protagonista, no ha sido incluido. Dice Txema Gil que había que acotar de algún modo este número y que aún así se ha pasado de páginas. Quién sabe si en el siguiente Pero como en esta sección nos gusta mucho, lo ponemos como guinda del pastel; al fin y al cabo nos cae simpático y ofrece bellas escenas como ésta:
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