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Sergio Eguía
Martes, 9 de junio 2015, 17:57
Ninguna agencia de viajes le ofrecerá la oportunidad de dormir a los pies de la abadía del Mont Saint Michel, en la propia isla fluvial mil y una veces fotografiada. No lo harán porque no hay ningún alojamiento en la misma. Los hoteles están en el pueblo, al otro lado del puente. Y sin embargo es perfectamente posible. ¿Cómo? Solo tiene que llevarse la cama hasta allá. Ojo, que no es ninguna broma. Son las ventajas de viajar en autocaravana. Estos vehículos, legalmente registrados como turismos, se conducen y pueden aparcarse como tal en cualquier plaza de aparcamiento. En la ciudad o fuera de ella. No podrá acampar -abrir las ventanas, sacar una mesa bajo el toldo lateral desplegable y montar la barbacoa...-, pero salvo excepcionales ordenanzas municipales, nadie le pondrá pegas por pasar la noche allí donde decida detenerse. "Hasta que no paras frente a un arenal, delante de lo que se considera primera línea de playa, y te sorprende el amanecer, no sabes lo que es de verdad despertarse mirando al mar", explica Txema Sánchez, responsable de Autocaravanas Norte, radicado en Vitoria, uno de la media docena de concesionarios serios de estos vehículos que hay en España.
La verdad es que no contamos con una gran tradición en el uso de estos automóviles. En 2014, se matricularon 1.000 nuevas unidades en nuestro país. En Francia, por ejemplo, fueron 24.000. Pero poco a poco el sector va creciendo. Como recuerda Sánchez, en este mundillo uno empieza por lo más sencillo, una furgoneta con un colchón tirado detrás, y luego va evolucionando. Así que no es difícil intuir la evolución si nos fijamos en los cientos de Marco Polos y Californias que hay en nuestras carreteras. Pero empecemos por el principio que muchos acabamos de descubrir que Marco Polo, además de una mercader veneciano, es el nombre de la Mercedes Vito preparada para su uso campista.
"Por simplificar, podemos distribuir las opciones en tres categorías: Furgonetas preparadas; las tipo Camper y las caravanas propiamente dichas", comenta Sánchez desde su concesionario a los pies de la A-1, en el polígono Subillabide, a cinco minutos de Vitoria. Entre las furgonetas que han sido modificadas para su uso recreativo las más conocidas son la Volkswagen California, la gran referencia del segmento, y la citada Marco Polo. No son muy diferentes. De hecho, la California fue carrozada por la empresa Westfalia desde su lanzamiento en 1968 hasta que el 2001 fue absorbida por Daimler. Lógicamente, ahora carroza la Mercedes. En esencia es un vehículo comercial de tamaño medio -una Transporter o una Vito- que incorpora una cocina y una 'habitación'. Normalmente, en el espacio que se gana al elevar el techo.
"Estos coches son muy populares entre parejas jóvenes aficionadas al camping", analiza Sánchez. Conjugan la libertad de movimientos con la posibilidad disfrutar del camping sin dormir en el suelo, como en una tienda. "No obstante, por nuestra experiencia, llega un momento en el que el usuario se cansa de no tener baño. Entonces se plantea dar el salto al siguiente escalón: Las Camper". La diferencias respecto a las anteriores -a las que se llama también Camper mini- radica en su mayor tamaño ya que son furgonetas de gran tamaño: una Ford Transit, una Fiat Ducato...; y en que incorporan el baño. En algunos casos, el espacio extra permite montar una litera en la que dormirán los peques.
No se tiene muy en cuenta, pero uno de los aspectos positivos de esta forma de viajar es lo didáctico que puede resultar para los más revoltosos de la casa. En las acampadas, y especialmente en los furgonetas camperas, cada cosa tiene un lugar y cada compartimento una función concreta. Todo tiene un sentido y es casi de obligado cumplimiento si queremos sobrevivir a un caótica deriva. Lo mejor es que no hay ninguna presión en ello. Estamos de vacaciones, es un juego y a los txikis les encantan ambas cosas.
Y es que quizá tenemos una idea equivocada de lo que es disfrutar de una autocaravana. "Hay una cierta tendencia a verlo como viajar barato", recuerda Sánchez. "No es verdad. Es lo contrario. Este es un sector de lujo", incide. "Se basa en la libertad, en la autonomía, en hacer lo que quiero cuando quiero y en no renunciar al confort en ningún momento. Para entenderlo mejor, es como comprarse un barco. Dentro de una autocaravana eres completamente independiente".
Pasemos pues a las autocaravanas. Al igual que entre las furgonetas hay diferentes tipos. Están las perfiladas, las capuchinas y las integrales. La denominación se refiere al tipo de carrocería. Todas ellas van sobre un chasis que por lo general es el de la Ducato o la Transit. En las dos primeras, la cabina viene de fábrica y los carroceros añaden el habitáculo con la cocina (fuegos, fregadera y frigorífico), su sala, la habitación y el baño con ducha. También hay un compartimento para equipaje en el que caben las bicicletas -lo normal es llevarlas fuera en un portabicis en la parte trasera- y los necesarios huecos para las bombonas de propano, la batería eléctrica y los depósitos de agua, la limpia como las residuales.
"Las más asequibles y prácticas son las capuchinas", puntualiza Sánchez. "El nombre les viene por la visera sobre los puestos de conducción". Ahí suele ir una segunda cama, por lo que son las adecuadas para familias numerosas. De hecho, las hay hasta para siete personas.
Respecto a las integrales, son parecidas a las perfiladas -pensadas para parejas si son realmente lujosas- pero su carrocería son completas. Todo el vehículo, incluida la cabina se construye sobre la chasis que incorpora la parte mecánica. Las ventajas, son más sólidas y estables, más cómodas y atractivas a la vista. Lógicamente, también más caras.
En los dos centros que gestiona Sánchez, el de Álava y una nueva delegación de Caravanas del Norte en Antequera (Málaga), son distribuidores oficiales de las marcas Mobilvetta, Hobby, Caravelair, McLouis, Challenger, Elnagh y la alemana Carthago. Son las marcas equivalentes por ventas y acabados a lo que en turismos serían Renault, Opel, Vokswagen. La germana ya entraría en el segmento premium. "Los precios de acceso a autocaravanas de muy buena calidad están sobre los 45.000 euros", estima Sánchez. "Luego hay tres niveles de acabados en cada tipo por lo que pensar en precios entre 70 y 80.000 euros es lo habitual. Son vehículos de lujo, para personas que pueden permitirse estos caprichos y como tal debemos verlas". De hecho, como nos enseña Sánchez, en la casa Carthago hay un modelo de súperlujo que alcanza los 250.000 euros. Lo dicho, como comprar un barco. Bueno, un piso, porque la Liner de Luxe tiene hasta garaje en el que meter, por ejemplo, un Smart
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