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a. vozmediano
Domingo, 16 de abril 2017, 01:45
Más de dos horas después de una intensa charla es hora de encarar el futuro. José Manuel Bujanda se pone su chaqueta de profesor de instituto y repasa cómo eran sus alumnos entre 1981 y 1995, cuando algunos justificaban la muerte, incluso, de padres de sus propios compañeros. O de 2009 a 2012, cuando a esa chavalería se le dice que se ha acabado; que ayer sí se podía matar, pero que hoy no. Y cómo los adolescentes a los que ahora da clase sienten como que todo esto no va con ellos, no tienen recuerdos ni, desde luego, están tan implicados como aquellos de la década de los 80.
Después de tantas décadas de violencia, cinco años después del cese definitivo de ETA y tras el desarme, ¿cuál es el futuro que le aguarda a la sociedad vasca?
Bujanda: Soy optimista. El tiempo corre a favor de las nuevas generaciones, se nota en las aulas. Soy abuelo de dos criaturas preciosas que tienen 3 y 5 años, y pienso que cuando tengan 15 y yo 75 no tendré que contarles mi pasado como hice con mis hijas. Recuerdo a mis carceleros, pero el odio y el rencor son malos compañeros de viaje y lo que desearía es que mis nietos y los de los demás puedan jugar al fútbol o hacer ballet y atletismo con los suyos.
Karrera: A partir de ahora nos vamos a encontrar con un problema importante, el de los presos, porque no se cumple la legislación debido a que persiste una política vengativa que solo genera odio. Los enfermos deberían estar en la calle, el castigo a los familiares con la dispersión no es sostenible. En este país se niega que se haya torturado cuando yo mismo tengo mis cicatrices, esas que quiero olvidar porque no merecen ni un minuto de mi tiempo. Solo cabe esperar que no haya ni una tortura más.
Urrosolo: Creo que la sociedad ha pasado página, que la gente en la calle vive una situación normalizada. Bujanda nos ha contado de primera mano lo que ocurre en las escuelas. Pero no es suficiente con pasar página, sino que hay que cerrarla bien y para ello ETA no puede alargar su desaparición definitiva. La propia izquierda abertzale debe hacer una reflexión sobre lo que hemos vivido para que no haya tentaciones de retomar la violencia. No podemos esperar; hay que empezar a empujar y eso beneficiará a los presos.
Karrera: Lo que hace falta es aplicar la legislación, acercarles a las cárceles vascas y sacar a aquellos que están enfermos. Para eso solo hace falta voluntad política. Si el Gobierno quiere, no hay ningún problema.
Urrosolo: Eso no es así. Vamos a partir de la realidad y no de las cosas que se repiten y que se acaban dando por ciertas. En la inmensa mayoría de los países europeos, Francia por ejemplo, los presos van a las cárceles que se les asigna, sin tener en cuenta de dónde son sus familiares. No digo que eso esté bien, sino que es así. En la cárcel hay muchos presos enfermos a los que no se les deja salir, no solo de ETA, sino también comunes. Tampoco es cierto que todos los presos salgan cuando han cumplido las tres cuartas partes de la condena.
Karrera: Si son comunes sí, eso lo sabemos todos.
Urrosolo: ¿Sí? Dime un caso. Cuando llega ese momento, el interno no sale automáticamente, sino que debe cumplir otras condiciones que se le exigen. En el caso de ETA, los últimos que han entrado tienen condenas de 40 años.
Karrera: Los políticos pueden cambiar eso.
Urrosolo: No sin un cambio legal que no es fácil. La legislación del Estado no es de las más duras, que conste. Y, Antton, en Italia todavía hay presos de las Brigadas Rojas. ETA salió derrotada, no ha negociado nada para la gente que está en prisión.
Karrera: Estoy convencido de que pueden arbitrarse soluciones.
Urrosolo: Mira, si sales en un vídeo sacando pecho y diciendo soy de ETA y estoy orgulloso de ello, no te estás planteando con seriedad ninguna vía de reinserción y, por tanto, ningún posible beneficio penitenciario. Se puede salir, pero exige una serie de compromisos. Irá saliendo gente poco a poco, para empezar porque los presos también van cumpliendo sus condenas, pero quedarán los casos más complicados. Por eso digo que es necesario que haya una reflexión global sobre todo esto. Es imprescindible.
El debate parece ser interminable sobre esta cuestión. Se escucha a alguien apartado del debate decir en voz baja: «Es que la izquierda abertzale no pareció enterarse de lo que era la cárcel hasta que no ingresó Otegi». El reproche queda ahí.
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