Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Solange Vázquez
Viernes, 17 de marzo 2017, 14:31
ETA lleva años obsesionada con el 'marketing' de la paz: quiere escenificar el desarme a su manera, recurriendo a colectivos extranjeros de su elección para ganar repercusión internacional y, a la vez, aparecer de cara a la opinión pública como protagonista del proceso y evitar ... la imagen de una entrega a las fuerzas de seguridad, lo que muchos de sus simpatizantes interpretarían como una rendición. Pero estas maniobras propagandísticas no siempre han salido bien: su última acción de este tipo fue abortada por la Policía el pasado 16 de diciembre en Iparralde.
En un intento de desarme unilateral al margen de los gobiernos de Madrid y París, la banda había elegido un caserío de la localidad de Louhossoa, a 20 kilómetros del paso fronterizo de Dantxarinea, como marco para grabar un vídeo sobre la destrucción de armas. Para ello, contaban con la colaboración de cinco intermediarios franceses de la sociedad civil -entre ellos, una periodista del diario digital Mediabask propietaria de la vivienda-, que debían ser los testigos de la neutralización del arsenal.
Sin embargo, una operación policial franco-española dio al traste con sus planes: los agentes llegaron al caserío antes de que se hiciese el vídeo y decomisaron las armas que encontraron, que representaban cerca del 15% de las reservas de ETA. Las autoridades destacaron que todo ello iba a ser analizado con el objetivo de intentar esclarecer atentados no resueltos. Los agentes se incautaron de munición, explosivos, dos granadas, 29 armas cortas, nueve fusiles de asalto y doce metralletas. También decomisaron material para la fabricación de bombas.
La correspondencia entre miembros de la banda y los intermediarios franceses -publicada por el digital Mediabask- no deja lugar a dudas sobre el máximo interés de ETA por cuidar su imagen. «Que el procedimiento utilizado no deje resquicios para que nadie haga interpretaciones equivocadas, en la línea del malicioso relato de 'vencedores y vencidos'», advertían a los civiles franceses, para los que la 'aventura' tuvo consecuencias. Béatrice Molle-Haran, periodista de Mediabask y propietaria de la casa de Louhossoa; Stéphane Etchegaray 'Etxe', cámara profesional encargado de filmar la neutralización del armamento; Jean-Noël Etcheverry, dirigente del movimiento ecologista Bizi! y sindicalista de ELA -protagonista del anuncio de ayer-; Michel Berhocoirigoin, expresidente de la cámara agraria Laborantza Ganbara, y Michel Bergougnian, viticultor en una cooperativa de la denominación de origen Irouléguy, quedaron en libertad pero fueron acusados de tenencia y transporte de armas y explosivos.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.