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Una operación con riesgos

La cúpula de Podemos apuesta por jugársela con Pili Zabala, hermana del etarra asesinado por los GAL, en su debú en unas autonómicas

Alberto Ayala

Miércoles, 20 de julio 2016, 12:01

Si las bases no desautorizan a la dirección, Podemos Euskadi se la jugará en octubre en sus primeras elecciones autonómicas vascas con Pili Zabala. Se trata de la hermana de José Ignacio Zabala, el militante de ETA secuestrado, torturado, asesinado y enterrado en cal viva junto al también etarra José Antonio Lasa en 1983. El crimen fue reivindicado por los GAL, pero la Justicia declaró en su día probado que los asesinos fueron en realidad guardias civiles que actuaron a las órdenes del entonces máximo responsable del cuartel de Intxaurrondo, el comandante Enrique Rodríguez Galindo.

Podemos, primera fuerza política del País Vasco en votos en las dos últimas citas con las urnas, las elecciones generales de diciembre y junio (en las que también se impuso en escaños) por delante del PNV, ha recurrido a Zabala después de que su primera apuesta a la Lehendakaritza, la jueza Garbiñe Biurrun, declinara el ofrecimiento por razones personales. Las diferencias entre ambas resultan obvias.

Las dos son mujeres, independientes, tienen una larga carrera profesional a sus espaldas, son más o menos conocidas por la opinión pública y de origen tolosarra. Pero a partir de ahí poco tiene que ver el marcado perfil político de la magistrada, forjado a lo largo de muchos años, con el de Zabala, una recién llegada a la vida pública, elegida ahora como precandidata a lehendakari por la formación morada por ser la hermana de una víctima del terrorismo de Estado, que se ha significado por su activismo en favor de la paz y la convivencia, y por apostar por un país inclusivo.

Podemos buscaba para su primera incursión en unas autonómicas algo parecido a un mirlo blanco y Biurrun se aproximaba bastante. Su currículo parecía conferirle a priori una notable capacidad para captar votos en caladeros bien diferentes. Desde el centroizquierda a la izquierda radical, del autonomismo al independentismo, además de entre los jóvenes y las mujeres. Las posibilidades de Zabala se presumen más limitadas, aunque sólo se empezarán a ver de verdad cuando arranque su campaña.

Con su decisión, la dirección de Podemos pone en marcha una operación con riesgos. La hermana de Joxi Zabala representa algo muy parecido a un torpedo dirigido a la línea de flotación de la EH Bildu de Arnaldo Otegi, que ayer le dio la bienvenida a la vida política resaltando que siempre fue una persona «crítica con la izquierda abertzale». El objetivo de la formación morada es obvio: que parte de quienes les votaron en las generales no les abandone en favor de EH Bildu.

El último Sociómetro del Gobierno vasco hecho público en junio estimaba que Podemos podría bajar de las generales a las autonómicas entre 8 y 10 puntos. Por el contrario, las perspectivas electorales de la izquierda abertzale eran entonces de 7,5 a 8 puntos mejores para las vascas que para el 26-J.

Lo que resulta más difícil de predecir es si la designación como candidata de una persona ligada a unos hechos que jamás deben caer en el olvido pero que ocurrieron hace décadas -Lasa y Zabala desaparecieron en 1983 aunque sus restos no fueron hallados hasta diez años más tarde- puede dejar un tanto frío a ese segmento de votantes jóvenes tan importante para Podemos. Electores, no se olvide, habituados a refugiarse en la abstención hasta la aparición de la formación de Pablo Iglesias.

Y si será o no comprendida por ese otro núcleo de votantes mayores y de izquierdas que llegaron a Podemos de otras formaciones progresistas. Electores que pueden sentir incomodidad con el tratamiento que dispensa la formación morada al terrorismo de ETA y a cuanto sucedió en los denominados años de plomo.

A priori, la candidatura parece inocua para el electorado tradicional del PNV. Cuestión diferente son las consecuencias para la formación de Andoni Ortuzar. Si con Zabala Podemos logra una improbable tercera victoria sobre los jeltzales. Si hunde o si por el contrario no evita la recuperación de la izquierda abertzale con Otegi. En resumen: si propicia un Parlamento vasco más o menos independentista.

Tampoco parece que Pilar Zabala vaya a ser una cabeza de lista que reste demasiados votos al PSE. Ello no es óbice para que se trate de una candidata incómoda para el partido de Idoia Mendia, en la medida en que su apellido puede resucitar el incómodo debate sobre la guerra sucia y algunos de sus protagonistas.

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