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óscar b. de otálora
Jueves, 14 de abril 2016, 14:38
Si alguien le pidiese que citase el nombre de un juez vasco, el primero que le vendría a la cabeza es el de Garbiñe Biurrun. Esta magistrada a la que ahora Podemos ha solicitado que ocupe su candidatura a lehendakari ante las próximas elecciones vascas ... es la magistrada más conocida de los Palacios de Justicia de Euskadi. No sólo por ser una asidua tertuliana televisiva de EITB, sino por haberse convertido, desde los años 80, en el equivalente a un juez estrella en versión vasca.
Biurrun, nacida hace 56 años en Tolosa, euskaldun y procedente de una familia obrera, ha sido dirigente de Jueces para la Democracia pero, sobre todo, una voz que ha apoyado las causas de izquierda y ha mostrado en público postulados en sintonía con los paradigmas nacionalistas. Sin temer jamás las consecuencias de rozar la política desde los juzgados, esta jueza ha dictado sentencias que han supuesto un desafío para el establishment y que, en varias ocasiones, la han colocado ante tormentas perfectas de críticas y desafectos. Frente a los jueces convertidos en apóstoles de lo políticamente correcto, Biurrun nunca ha tenido problemas para lanzarse a la arena desde que consiguió su primera plaza como juez, en 1987, con destino en su pueblo natal.
Críticas a Atutxa
Por ejemplo. A los dos años de vestir por primera vez la toga, el Ayuntamiento de Andoain y el Tribunal Superior de Justicia hicieron públicos sendos comunicados de apoyo a su labor después de que Gestoras pro Amnistía la amenazase por dictar una orden de prisión contra Juan José Petrikorena, por fabricar 'cócteles molotov'. Con el tiempo, Petrikorena se convertiría en el jefe de comunicación de Herri Batasuna. Como muestra de la complejidad del laberinto vasco, Biurrun se convertiría en una asidua de las distintas movilizaciones contra las ilegalizaciones de la izquierda abertzale y llegaría a compartir espacio con Petrikorena, por ejemplo, en los actos en contra del cierre judicial del periódico Egunkaria.
Pero al iniciar su carrera también protagonizó duras polémicas con el Gobierno vasco. En 1996, tras haber sido especialmente activa en Jueces para la Democracia, Biurrun realizaría unas polémicas declaraciones en las que acusó al entonces consejero de Interior, Juan María Atutxa,de «querer tener sometidos a los jueces». Esta acusación se producía en un momento en el que la izquierda abertzale, con su denominada 'doctrina Oldartzen' de extensión del sufrimiento, había generalizado la violencia callejera en Euskadi. La 'kale borroka' era ya parte del paisaje mientras jueces y el Departamento de Interior se intercambiaban acusaciones de ineficacia y pasividad. Biurrun, en esa batalla, recuperó la acusación contra la Policía vasca de estar politizada por el PNV y aseguró que los mandos políticos de Interior recibían la información de las investigaciones antes que los jueces.
La sangrienta 'doctrina Oldartzen' se cruzaría otra vez en su camino en 1998, cuando dictó una sentencia en la que dictaminó que el dirigente de HB encarcelado, Mikel Arregi, -uno de los responsables de 'Oldartzen'- tenía derecho a cobrar el paro mientras estaba en prisión. Posteriormente, otros juzgados rechazaron la misma petición presentada por distintos dirigentes de la mesa nacional.
Ese mismo año sus palabras cobraron más fuerzas puesto que fue nombrada magistrada de la Sala de lo Social del Tribunal Superior Justicia del País Vasco. En 2009 ascendería a la presidencia de este órgano, con lo que se sentaría en el Olimpo de los jueces vascos. En esa época, Biurrun tuvo que llevar escolta ante la amenaza de la banda a los magistrados vascos, certificada después de que en 2001 un comando asesinase en Getxo a José María Lidón, magistrado de la Audiencia de Bizkaia y profesor de Derecho en la Universidad de Deusto. En esos años se convirtió también en una firme defensora de la euskaldunización de la justicia.
'Cannabis' y De Juana
Para entonces, Biurrun era ya un personaje público, asidua de manifiestos y lecturas de comunicados. En 2002 suscribió un comunicado de Elkarri a favor de un proceso de paz. Al año siguiente, firmó un texto de Gesto por la Paz. Al mismo tiempo, había apoyado un documento a una vivienda digna con artistas como Kepa Junkera o el cineasta Juanma Bajo Ulloa. Y nunca sin rechazar la polémica. En 2006 aseguró que el terrorista Iñaki de Juana Chaos, en huelga de hambre porque se le había alargado la condena, «debía ser absuelto». En esa mismas fechas, suscribió un escrito de respaldo al líder de IU Javier Madrazo. También prestó su firma para un manifiesto a favor de la despenalización del 'cannabis'.
Biurrun se creó así una fama de juez de izquierdas -respaldada por sentencias pioneras con cuestiones de mobbing en el trabajo, por ejemplo- pero también irrumpió en el debate político que flotaba alrededor de la violencia de ETA. Ello le supuso un encuentro con sus superiores, ya que el Consejo General del Poder Judicial le prohibió participar en un grupo del Foro Social que apoyaba el desarme de la banda terrorista, al considerar que este movimiento era incompatible con su labor de jueza. La misma reconvención de sus 'jefes' le llegó por apoyar al movimiento independentista 'Gure Eusko Dago'.
Podría pensarse que su entrada en una candidatura a los comicios vascos será el colofón de una carrera en la que ha caminado con un pie en cada lado de la muga de la política y la justicia. Si acepta la propuesta de Podemos por fin pasará la prueba de todos los miembros de una lista electoral: saber si sus palabras eran las que la sociedad quería oír.
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