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Las amatxus recuperan su figura tras el parto y los bebés toman su primer contacto fuera del vientre materno.
Primeros pasos... de baile

Primeros pasos... de baile

Madres acuden cada viernes a Mamariga Kulturgunea para ponerse en forma y bailar con sus bebés

silvia osorio

Lunes, 13 de junio 2016, 10:33

Algunos apenas han cumplido los tres meses y ya dan sus primeros pasos, pero... ¡de baile! En Santurtzi, quince mujeres se han agenciado unas parejas de baile muy especiales, sus propios retoños, con los que disfrutan cada viernes en Mamariga Kulturgunea de una divertida clase de baile, pilates e hipopresivos con bebés, una actividad originaria de Japón que se ha extendido por todo el mundo.

Tanya, Begoña o Nerea portan a sus pequeños en sus regazos con mochilas o fulares portabebés, y se menean todos juntos al unísono dirigidos por Mónica Martín, educadora de masaje infantil por AEMI Internacional, además de profesora de pilates titulada. «Chicas, ¡calentamiento! Estiramos cuádriceps, controlando la cabecita del bebé. Abajo, uno, dos...», exclama. Arranca la clase. Primeros acordes y primeros pasos. Las criaturas siguen el ritmo abrazadas a sus madres, sintiendo el latido del corazón. El objetivo es que las madres se pongan en forma tras el parto, mientras los niños toman su primer contacto fuera del vientre materno con la música, que favorece su estimulación. «El vínculo es fundamental para los bebés. Lo importante es que los pequeños sientan el latido del corazón de sus madres y lleven el ritmo con los pies, siempre controlando su cabecita y su tronco, sin movimientos bruscos», explica la instructora.

Esta actividad aporta numerosos beneficios tanto al niño como a la madre: mejora el sueño y la digestión de los peques y la amatxu se siente más fuerte, física y mentalmente, pues refuerza su autoestima. «Para las madres, es importante. Suelen venir con el sistema hormonal alterado y necesitan afianzarse, porque quieren recuperar el cuerpo y no tienen que dejar a su bebé en casa para disfrutar de esta actividad», añade. Para Nerea Fernández, de Las Viñas, estas clases han supuesto una «oportunidad» de compaginar el cuidado del bebé y su tiempo libre para ponerse en forma.

La clase es muy dinámica. La profesora la estructura en tres partes: primero, una sesión de baile moderno, para después pasar a trabajar la recolocación del suelo pélvico a través de ejercicios de pilates e hipopresivos. Sentadillas, tríceps, medias vueltas... «Es música moderna, con swing, music hall... Un poco de todo», apunta la monitora.

Sin edad límite

Las clases están dirigidas a madres con bebés mayores de dos meses, pero no hay tope de edad. «No pongo límites. Quiero que las madres estén bien. Si el niño gatea, que gatee; si tiene que estar pegado a su madre, que esté...», afirma Mónica. Durante la sesión, las necesidades de los pequeños se atienden como si no estuvieran en clase. Iraia, de apenas tres meses, duerme plácidamente, aunque la pegadiza Lets get loud de Jennifer López le hace abrir los ojos e incorporarse al baile en el regazo de Tanya, su madre. Goiuri, aún más pequeña, toma el pecho en brazos de Begoña. «La clase es a demanda del bebé. Si la madre le tiene que dar el pecho, para y le da... El llanto del bebé manda», subraya la instructora.

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