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José Mari Reviriego
Martes, 16 de enero 2018
La limpieza de las numerosas pintadas aparecidas en el Casco Viejo de Bilbao el sábado pasado con motivo de la manifestación convocada en favor de los presos de ETA tendrá un coste público: 8.195 euros y cinco días de trabajo hasta eliminarlas del todo. Ese es el gasto calculado por la empresa contratada por el Ayuntamiento bilbaíno para asumir el servicio de recogida de basuras. La contrata (FCC) dispone de un presupuesto específico al año para afrontar este tipo de faenas.
La red ciudadana Sare, de apoyo a los reclusos de ETA, reunió a miles de personas el sábado en Bilbao para reclamar al Gobierno de Rajoy el final de la dispersión y la excarcelación de los internos enfermos, seis años después del cese de los atentados terroristas. Con esta marcha, tradicionalmente organizada en enero, la izquierda abertzale exige en las calles cambios en la política penitenciaria. El PNV se sumó a la edición de 2014, aunque sus líderes salieron escaldados de una experiencia que no se ha vuelto a repetir. Confesaron entonces su «decepción» con Sortu, al que criticaron por adueñarse de la movilización.
Antes y después de la última marcha, que congregó a 90.000 personas según los organizadores y a 70.000 según la Policía Municipal, la parte vieja de la ciudad se convirtió en el otro ‘escaparate’. Los carteles y lemas en favor de la amnistía y la ‘vuelta a casa’ de los presos de ETA proliferaron por fachadas del casco histórico. Antes de mediodía -la manifestación se celebró por la tarde-, vecinos del Casco Viejo sintieron cómo se colaba por las ventanas de sus viviendas «un profundo olor a spray», señal de la abundancia de pintadas.
Actos vandálicos que indignaron a comerciantes y hosteleros, y que llevaron al alcalde, el jeltzale Juan Mari Aburto, a arremeter contra «los de siempre» con una dura andanada en su cuenta de Twitter: «Algunos todavía no han aprendido nada. No entienden que para pedir respeto y reclamar derechos, lo primero es respetar los de todos los demás».
Todos los partidos con representación en el Ayuntamiento de Bilbao censuraron sin ambages esos actos, registrados un día después de que varios batzokis amanecieran pintarrajeados en diferentes localidades vizcaínas, salvo EH Bildu. El PP consideró que este partido «no es demócrata» por negarse a condenar el vandalismo en su ciudad.
La coalición abertzale calificó de «lamentable» el hecho de que Aburto denunciara las pintadas como «única referencia» cuando «95.000 personas se manifiestan por los derechos humanos». En todo caso, portavoces de Bildu matizaron que su «postura de rechazo es clara».
Lo cierto es que ahora les toca bregar a las brigadas de limpieza. Disponen de ocho equipos para la retirada de las pintadas, carteles y pancartas. Por lo general, la eliminación se realiza con agua a presión. En superficies porosas y delicadas se emplea un chorro de un material compuesto por arena y vidrio. La empresa cuenta con un presupuesto anual de 953.000 euros para estos trabajos. En 2016 retiró 78.876 metros cuadrados de carteles, 16.117 de pancartas y 55.341 de pintadas.
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