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Lunes, 29 de junio 2015, 21:16
'Ixo' (no) es la palabra que más se escuchaba ayer por la tarde en la plaza Syntagma, en pleno corazón de Atenas. Es el grito que miles de griegos lanzaron frente al Parlamento heleno, con el que pretendía mostrar su rechazo a las exigencias ... que llegan desde Bruselas y su apoyo al 'no' en el referéndum convocado para el domingo sobre la propuesta de acuerdo con los acreedores y que ha supuesto la ruptura unilateral de las negociaciones por parte del Gobierno de Syriza.
La concentración -en la que, según datos de la policía, participaron al menos 13.000 personas en la plaza Sintagma, fuera del Parlamento, en el centro de Atenas, y más de 4.000 en Tesalónica, segunda ciudad del país,- se celebró el primer día del "corralito" en un ambiente festivo y de calma. Los asistentes optaron por ignorar las draconianas restricciones bancarias que entraron este lunes en vigor y volvieron a exigir el fin de las políticas de austeridad y la autodeterminación del pueblo griego.
A diferencia de otras manifestaciones, sobre todo las del partido comunista donde se exigía la salida de la eurozona, ésta abogaba por la permanencia en el euro, pero dentro de una Europa diferente. "Ni un paso hacia atrás", "No al terrorismo de la Unión Europea", "Pueblos de Europa, todos unidos" o "Este domingo tomamos el futuro en nuestras manos" eran los lemas de algunas de las pancartas que se podían leer en esta primera concentración celebrada al comienzo de la campaña del referéndum.
El próximo domingo los griegos están convocados a decidir si apoyan o no las propuestas presentadas a Grecia por los acreedores, que el Gobierno ha rechazado, por lo que ha solicitado un rotundo "no". En la manifestación estaban presentes algunos miembros del Gobierno, como el ministro de Trabajo, Panos Skurletis, quien en declaraciones a Efe afirmó que, "si la respuesta del domingo es un claro 'no', tendremos un buen lunes".
La tesis del Ejecutivo de Alexis Tsipras es que, si logra un claro apoyo de la población, podrá retornar a la mesa de negociaciones con un mandato más fuerte, posición que no parecieron compartir hoy diversos líderes de la eurozona y de las instituciones europeas. Entre ellos estaban el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, o la canciller alemana, Angela Merkel, quienes recomendaron más o menos abiertamente el "sí", como única vía para poder alcanzar todavía un acuerdo.
"Es una provocación, son unos tramposos", dice Yorgos, un jubilado de 67 años, al ser preguntado sobre cómo se toma la recomendación europea. "El pueblo tiene que dar un rotundo 'no' a este tipo de capitalismo negro, esto tiene que acabar de una vez", añade. "Luchamos por el euro, por la democracia, por nuestras vidas, por nuestros hijos, por eso este domingo votaremos 'no'", apunta Kostas, de 45 años.
Para Jonathan, un abogado especializado en deuda financiera, el domingo constituye una oportunidad para demostrar que "Europa puede ser una Europa de los pueblos y no de los bancos" y lograr "transmitir esta idea a los líderes de la eurozona". "El pueblo griego será el bastión para salvar Europa, luego vendrán España, Portugal, Francia, Alemania... Si no cambia Europa, la eurozona está muerta", sostiene.
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