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JULIO DÍAZ DE ALDA
Domingo, 31 de julio 2016, 18:16
Roberto Larrañaga Oyanguren (Eibar, 1958) acaba de cumplir un año al frente de Confebask. Se marcó como reto personal normalizar las relaciones laborales en Euskadi, pero reconoce que esa meta está aún lejos; más ahora, que la patronal ha cerrado un acuerdo junto a CC ... OO, UGT y el Gobierno Vasco para blindar un marco autonómico de referencia para los convenios sectoriales y dar un impulso a la Mesa del Diálogo Social. Un pacto que ha disparado las críticas de ELA y LAB, ausentes por voluntad propia de esa entente. Larrañaga reclama ante todo estabilidad institucional, pero deja caer que las empresas necesitan una rebaja del Impuesto de Sociedades que iguale su presión fiscal a la de sus competidores. La organización trabaja hoy en un informe sobre este asunto, que presentará el próximo otoño, con su correspondiente petición, al Gobierno Vasco y a las Diputaciones.
-Confebask ha cerrado un acuerdo en la Mesa de Diálogo Social con CC OO y UGT y también con el Gobierno Vasco que pretende blindar el marco vasco de los convenios sectoriales. ¿Sabe decirme cuántos convenios hoy bloqueados se beneficiarán de esa ventaja al ser esos dos sindicatos mayoritarios?
-Yo no tengo ahora mismo ese dato. Lo que sí sé es que el acuerdo, trabajado desde hace tiempo, garantiza el futuro de esa mesa. Se hace una apuesta clara por buscar soluciones, para que sea una herramienta útil en asuntos de relaciones laborales; es una cierta cobertura de futuro a la propia mesa. Y en lo que se refiere a los acuerdos, nuestra postura es tratar de llegar a cualquier tipo de pacto que favorezca la competitividad de las empresas. La competitividad es sostenibilidad y garantía de empleo estable.
-Entiendo que serían pocos los convenios en los que podría lograrse la eficacia general, ¿no?
-Bueno, efectivamente, mientras ELA y LAB nos sometan al bloqueo no serán demasiados. Pero en los convenios de eficacia limitada los trabajadores se apuntan después. Pueden ser limitados en la firma pero terminan siendo generales en la adhesión. Mire el ejemplo de Michelín. Lo ideal está reñido con lo bueno.
-¿En qué va a consistir esa cobertura legal de la Mesa y qué capacidad real de infuencia tendrá?
-Lo iremos viendo con el tiempo. Queremos darle la máxima cobertura y que sea el órgano donde se trate todo lo ligados a las relaciones laborales. Hay otros como Lanbide o el CRL, pero queremos que sea el lugar donde se debata todo.
-¿Dependerá del Gobierno vasco? ¿Quién financiará ese órganismo?
-Es un órgano tripartito, con el Gobierno, los sindicatos que quieran estar y las organizaciones empresariales. La financiación es un debate que hay que abrir.
-Suena más a 'desiderátum'...
-Es un documento de intenciones. Veremos cómo se desarrolla.
-¿No perderían sentido otros entes como Lanbide o el CRL?
-No, tienen identidad propia.
-ELA y LAB califican el acuerdo de «ataque a la democracia»...
-En absoluto, aunque sabíamos que llegaría esa crítica. Hemos intentado desbloquear algo que los propios trabajadores después suscriben, también los de esos dos sindicatos. Son ellos los que hablan permanentemente de conflictividad y confrontación. Nosotros jugamos el juego contrario, el de la negociación. Insisto, Michelín ha tenido una adhesión de casi el 90% de trabajadores, y esos dos sindicatos suponen algo más del 10%... También se han sumado trabajadores de ELA y LAB.
-'Txiki' Muñoz suele decir que no hay autogobierno sin negociación colectiva, que es un asunto político. ¿Es un asunto político?
-Dicen defender un marco vasco de negociación pero no se han sumado a este acuerdo.
-El pacto con UGT y CC OO llega en el último minuto de la legislatura. Quizá alguien lo interprete como un gesto del gabinete Urkullu hacia esa mayoría sindical...
-Entiendo que no. Nos habíamos fijado la premisa de cerrarlo antes de agosto. Esa es la verdad.
-Recientemente usted restó importancia a la eventual alianza entre ELA y LAB. ¿De verdad no le inquieta tener enfrente al 60% de la representación sindical en una sola formación y cabreada?
-Yo no le resté importancia, lo que dije es que no iban a cambiar las cosas por una política de unidad sindical. Claro que tiene importancia, pero de facto tienen unas políticas muy parecidas.
-¿Son tan parecidas?
-Los mensajes que les oigo son muy parecidos. Uno dice que va a convertir el mercado laboral en un conflicto permanente; y el otro, que pondrá todos los recursos, también la caja de resistencia, a favor de la conflictividad.
-¿Esta tensión es sostenible?
-La relaciones laborales es el gran debe que tenemos en este país.
-Decía usted en una entrevista que si en Euskadi habíamos acabado con ETA cómo no íbamos a normalizar esas relaciones. Incluso se marcaba como reto personal enderezar la situación. No le ha ido muy bien, ¿verdad?
-No. Lo reconozco. Es más, no tenemos interlocución. Así que dificilmente podremos arreglar nada. Yo tengo la puerta abierta y estoy dispuesto a ir a donde haga falta; si merece la pena, claro. Pero si nos llaman «piratas»... eso no ayuda.
-¿Eso es lo que impide el diálogo?
-No. Sí molesta, pero no impide. Trato de ser más práctico que todo eso.
-¿La cercanía de las elecciones complica el hipotético acercamiento?
-Por mi parte, no. No soy político.
-Acaba de cumplir un año como presidente de Confebask. Ya conocía la casa, pero ¿la experiencia ha resultado como esperaba?
-Ha sido muy intenso. Hemos trabajado mucho y bien todos, y hemos sacado proyectos importantes como la encuesta de demanda ocupacional o el nuevo modelo de relaciones laborales, con un gran trabajo de las tres territoriales. Y, claro, el acuerdo de la Mesa de Diálogo social. El haber recuperado ese consenso ha sido el hito principal.
-¿Qué nota se pone?
-Estoy satisfecho, aunque algunas cosas tengo que corregir.
-Dígame una.
-La exposición es diaria, y tengo que aprender a desenvolverme mejor con los medios, por ejemplo.
-También ha pacificado su propia casa. ¿Había guerra en Confebask?
-Estaba guerrera, sí. Pero ya dijimos que queríamos lograr una fuerte cohesión. Todos hemos puesto de nuestra parte, no es mérito mío.
-¿Ha costado mucho consensuar ese nuevo marco de relaciones laborales?
-Menos de lo que se pensó. Se habló con todos y consensuamos un documento que no tiene vuelta atrás. Es el hito del que más satisfecho estoy.
-¿Eso tiene una traslación real al tejido productivo vasco?
-Sí, pero no pensemos que esto se hace de la noche a la mañana. Es un modelo basado en la competitividad, que es lo más importante. Competitividad es crecimiento, es empleo de calidad, es futuro. Para lograr eso, la empresa ha de ser transparente y con participación de los trabajadores en resultados o capital en función de los acuerdos que se adopten.
-¿Han cedido más SEA y Cebek que Adegi, la que inició el camino?
-No lo creo.
-Confebask mantiene sus previsiones macroeconómicas para este año, pero da la sensación, por sus mensajes, de que la recuperación es un poco más triste. ¿Es así?
-¿Triste o complicada? Lo que sé es que cada día te desayunas con una noticia negativa. El Brexit habrá complicado la vida a más de uno.
-Bueno, ni los propios británicos lo tienen claro...
-Ya, pero si tienes intereses allí te cuidarás la ropa. E inglaterra es el cuarto destino de nuestras exportaciones. Y añada China, la geopolítica, los atentados... El crecimiento va bien, pero hay muchas incertidumbres.
-¿Le preocupa la pérdida de pulso de la industria?
-¿Usted cree que se pierde pulso?
-Sí.
-No tengo yo esa percepción, aunque es verdad que hay sectores que están tocados, como la siderúrgia, la máquina herramienta está un poco estancada, el segmento del tubo y lo relacionado con el petróleo... En cambio, la automoción va como un cochete. Hay que hacer un análisis de más largo plazo.
-Acláreme una cosa. ¿Euskadi es atractiva para el inversor?
-Sí. Tenemos un tejido empresarial importante y una política industrial acertada. Y también una formación avanzada. Aquí hay una estabilidad institucional y una cercanía que facilitan las cosas. Y ya no tenemos el gran lastre de ETA.
-Todo tiene un pero, ¿no?
-Todo tiene un margen de mejora. Los costes energéticos son más altos que en el resto de España, Francia o Alemania. Y tenemos unas relaciones laborables mejorables. También la fiscalidad puede ayudar a mejorar la competitividad de la empresa.
Impuestos
-A finales de 2015 decía usted que 2016 no era un año para bajar impuestos. ¿Ha cambiado esa percepción? ¿Ahora se pueden bajar?
-Cuando dije eso, las previsiones eran de una menor recaudación en 2016, pero con niveles más altos para 2017. Lo que pasa es que estamos estancados. Yo sigo pensando que no por tener unos impuestos más altos recaudas más. Si tenemos una fiscalidad más ajustada y somos más competitivos, quizá recaudemos más.
-¿Pero sigue defendiendo que hoy no es momento de bajar impuestos pero que sí lo será en 2017?
-Insisto en que cuando lo dije la previsión para 2017 era mejor. Podemos aguantar un año, pero... No sé cómo será la recaudación, pero tenemos que ser competitivos.
-¿Habla de bajar Sociedades?
-Y de los impuestos que afectan al aumento de tamaño de las empresas.
-¿Han solicitado una rebaja concreta de esos tributos a las diputaciones forales?
-No. Estamos ultimando un informe sobre impuestos, que espero esté terminado en septiembre u octubre, y entonces veremos. Aún debe pasar por el comité.
-¿Cuando Rajoy ajuste 6.000 millones en Sociedades, seguirá Euskadi siendo menos competitiva?
-A mi lo que me preocupa, y lo decía el otro día la consejera Arantza Tapia, es que los recortes hay que hacerlos, y que no cumplir podría afectar a los fondos europeos, que aquí son importantes, por ejemplo para la I+D.
-¿Debiera premiarse a las autonomías que cumplen con el déficit?
-Por lo menos, no estar en el mismo saco que los que no hacen sus deberes.
-Estamos a las puertas de una campaña electoral en Euskadi. Qué mejor momento para lanzar alguna petición al aire. ¡Anímese!
-Siempre decimos lo mismo. Nosotros no tenemos siglas, y lo que queremos es estabilidad. Nos hemos encontrado bien con la estabilidad de los últimos años, lograda, además, con pactos y no con mayorías absolutas. Lo que pedimos es un Gobierno estable. En los últimos años hemos tenido una interlocución directa. Al menos en el año en que he estado yo, en el que hemos estado completamente alineados con el Gobierno, por ejemplo, en el tema de la encuesta de empleo o la política industrial. Eso es lo que pediremos a quien salga de esas elecciones.
-¿Le preocupa que las elecciones en Euskadi quiebren esa estabilidad?
-La inestabilidad no es un buen compañero de viaje. Claro que me preocupa que el resultado de las elecciones vascas pudiera romper la estabilidad de los últimos años.
-Euskadi disfruta de un nivel de vida, en general, mucho más elevado que la media española. Bajo ese prisma, ¿a qué atribuye el reciente éxito electoral de Podemos en el País Vasco?
-Pues no lo sé. No tengo ni idea. Tenemos la mayor renta 'per cápita' y el menor paro, y sale Podemos. Vamos a Andalucía, con todos los indicadores en el extremo opuesto, y sale el PP. Es el mundo al revés.
-¿Qué cuerpo se le quedaría a la patronal con un Gobierno de Podemos y Bildu, junto a esa entente de ELA-LAB? ¿Lo ve factible?
-No soy Nostradamus. Con los mensajes que venimos escuchando a parte de esos intelocutores sería un mundo complicado. De Podemos no hemos escuchado nada. ¿Conoce usted algún programa electoral de Podemos? Repito, no somos políticos y tenemos que lidiar con el que esté.
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