Laboral Kutxa pide al juez de la deuda perpetua que condene por «temeridad» a Adicae

Con mucha menos expectación que la vez anterior, ayer se celebró la vista oral por la demanda colectiva de Adicae contra Laboral Kutxa por la comercialización de deuda perpetua de Eroski y Fagor. El juez era Marcos Bermúdez, titular del Mercantil número 1 de Bilbao, el mismo que en su día dio la victoria a esa asociación en un caso muy similar, al condenar al BBVA a devolver el dinero invertido a 71 clientes. Luego la Audiencia Provincial de Bizkaia acabó con la euforia y echó abajo la sentencia, aunque Adicae ha recurrido ante el Tribunal Supremo.

Ayer no quedaba ni rastro de aquella alegría y la sensación que dejó el juicio fue la contraria. El abogado de Adicae se mostró perdido, incapaz de concretar datos elementales como el número de personas que habían desistido o los poderes de representación con los que contaba (tuvo que ayudar la parte demandada a aclararlo). El caos fue tal que el abogado de Laboral Kutxa pidió al juez la condena por «temeridad» para la parte demandante. Si Bermúdez acepta su solicitud, habrá un recargo en costas pero, sobre todo, un descrédito para Adicae por llevar a personas afectadas a los juzgados sin haber hecho bien los deberes.

Normalmente es en la audiencia previa cuando se depuran todas esas cuestiones procesales. En el anterior juicio, el del BBVA, Bermúdez también tuvo que advertir a Adicae de que debía revisar la demanda porque no se entendía bien lo que pedía. En esta ocasión se repitió la historia, pero el juez decidió seguir adelante a pesar de que no se habían subsanado las irregularidades.

Adicae aglutinaba esta vez a 35 personas, aunque de ellas cinco habían desistido. La demanda de la asociación se centraba en la cláusula incorporada a las órdenes de compra que señala que el cliente ha recibido y leído el tríptico-resumen con las características de las aportaciones financieras, algo que se cuestionaba. Tras calificarla de abusiva, pedía que se declarase la nulidad de los contratos y que se devolviese el dinero invertido a los demandantes.

Pero se da la circunstancia de que en su sentencia contra el BBVA Bermúdez ya advirtió de que esas cláusulas no son condiciones generales de la contratación y, por tanto, desestimó en esa parte la demanda de Adicae. Además, tal como hizo notar el abogado de Laboral Kutxa, la citada cláusula sólo aparecía en siete de las órdenes de compra incluidas en la demanda. Para más inri, tres de los demandantes que las habían firmado habían desistido.

Sólo un testimonio

Los cuatro restantes fueron llamados a declarar aunque su testimonio no fue muy esclarecedor. Dos no se acordaban de nada. A otro se le eximió de contar su caso porque tenía problemas de oído. Sólo uno dio detalles. Explicó que fue a la sucursal tras ver la publicidad de las aportaciones y que allí le explicaron el producto pero que no le dieron el tríptico. Los gestores que declararon como testigos, sin embargo, aseguraron que se entregaba ese documento y que de viva voz se exponían los riesgos de las aportaciones.

No es la primera vez que Adicae queda en entredicho. El juez de lo Mercantil Edmundo Rodríguez Achútegui sobreseyó una demanda colectiva casi idéntica de Adicae contra Laboral Kutxa en San Sebastián. Vino a decir que era una chapuza y que mejor que los afectados fuesen por la vía individual, que sí está teniendo buenos resultados. Pero la asociación insiste en las demandas colectivas y puede que esta vez se lleve un auténtico rapapolvo. «Está bien que se intente aprovechar el clima de demonización de la banca que favorece estos casos. Pero esto no se puede tolerar», aseveró el abogado de la entidad financiera.