«Sólo doy gracias, no pido nada»

Paqui Barcenillas Román comenzó a celebrar ayer los 105 años que cumplirá mañana en unas condiciones físicas y mentales inmejorables para su edad. El salón de plenos del Ayuntamiento de Durango recibió con honores a la vecina más longeva. «No merezco tanto», comentaba emocionada mientras era agasajada.

Natural de la localidad palentina de Antigüedad, no para de viajar. El pasado fin de semana estuvo en Estella junto a una de sus tres nietos y sus dos biznietos, «que le insuflan vitalidad», asegura su hija Tere Encinas con la que reside en la villa desde hace tres décadas. El martes se trasladó hasta San Sebastián para asistir al funeral de un familiar. Pero pocos días antes había estado en Castro Urdiales, donde reside su hijo, y con frecuencia se desplaza a Palencia y Navarra.

Túnez fue su último viaje de largo recorrido cuando contaba 97 años, pero un año antes visitó Roma y Florencia y «como se los pateaba», recuerda su hija Tere, que fue profesora del colegio San Roke de Durango. Pero su actividad no cesa, en casa le gusta entretenerse haciendo sopas de letras en la tablet que le regalaron cuando cumplió el siglo de vida.

A Paqui siempre le ha gustado mucho leer y seguir las noticias, pero admite que cada vez menos. «¡Para que me interesa ya saber nada de lo que pasa por el mundo si todo son desgracias!», comenta esta mujer con un sonrisa siempre dibujada en su rostro.

Solo una vez en el hospital

Aunque estuvo tiempo enferma durante su juventud, aquejada de una tuberculosis, sólo ha estado hospitalizada en una ocasión. A los 100 años de edad le tuvieron que intervenir de una obstrucción en la vesícula. «Los médicos ni se atrevían por su edad avanzada, pero ella les dijo: háganme lo que sea, que tengo hecha mi vida. Y todo salió bien. El carné lo tiene equivocado, comentaban los sanitarios», rememora su hija.

La mujer que puede presumir de ser la de más edad en la villa y estar espléndida asegura que el secreto es una vida «con mucha tranquilidad». Ella siempre se ha mostrado satisfecha con lo que tiene. «Sólo doy gracias y no pido nada», señala esta duranguesa natural de Palencia que mañana celebrará su cumpleaños rodeada de sus seres queridos. Pero primero irá a misa a Jesuitak, hasta donde hace muy poco acudía todos los días.