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MANUELA DÍAZ
Jueves, 9 de marzo 2017, 23:17
El caballo y el árbol, que han sido la imagen de Zaldibar en las últimas cuatro décadas, desaparecen de un plumazo. El Ayuntamiento ha querido poner fin a esta simbología errática y diseñar un escudo real, acorde a su historia y basado en un concienzudo estudio elaborado por la asociación Gerediaga. Ayer, se presentó en sociedad esa nueva composición heráldica que en breve sustituirá a la actual en lugares públicos como la Casa de Juntas de Abadiño o la fachada de la Casa Consistorial.
Se trata del escudo del molino de Eitzaga en el que aparecen tres lobos que portan en sus bocas una presa. No obstante, se han tomado algunas diligencias con el propósito de mantener viva la memoria del pueblo y a sus pies han incorporado la palabra Zaldua, que es el nombre original de la anteiglesia. En los años 30 fue sustituido por Zaldibar, distintivo del famoso balneario del municipio. «El escudo de un pueblo, puesto que es su símbolo, también resulta ser patrimonio del mismo», resumió la alcaldesa, Arantza Baigorri (Bildu), en relación a la evolución que ha vivido el de Zaldibar desde su creación en 1976.
Históricamente las anteigleisas no poseían escudo propio y el Ayuntamiento eligió uno ya existente, que contaba con un árbol y un animal. El que fuera entonces alcalde, Balendin Lasuen, ha llegado a reconocer que «se partió de una premisa errónea». Y es que la figura animal que hacía indicar que se trataba de un lobo, un jabalí o un cerdo, acabó convirtiéndose en un caballo. Cuando en 2005 se rediseñó el escudo, el equino se erigió en el símbolo de la localidad invitando al error, puesto que «Zaldibar no es zaldia caballo», insistió la primera edil.
Protagonismo al equino
Sin embargo, no solo se mantuvo el equino, sino que se le dio protagonismo, y el árbol que compartía espacio en igualdad de condiciones y que simboliza el pueblo, se desplazó a un lateral. «A partir de entonces los zaldibartarras creímos y aceptamos que el caballo era nuestra imagen», afirmó. Seis años después, el Ayuntamiento decidió «reparar el error».
La asociación cultural Gerediaga se encargó de elaborar un informe en el que participaron historiadores como Jon Irazabal, José María Uriarte, Gaizka Zabarte y el propio Fran Lasuen. Tras años de estudio, investigación y de barreras puestas por las estrictas reglas de la heráldica, se eligió hacer suyo el escudo del antiguo molino de Eitzaga, el más antiguo que se conoce de Zaldibar. Perteneciente a la familia Murga, se cree que fue trasladado a Markina cuando se renovó el caserío hace más de una década. El nuevo emblema cuenta con tres lobos, uno encima de otro, un animal que, según Gerediaga, es uno de los más representativos en la historia del Duranguesado.
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