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david sánchez de castro
Domingo, 10 de mayo 2015, 00:18
El Gran Premio de España de 2015 ha servido para ver de nuevo a Nico Rosberg sonreír. Le salió todo perfecto. El alemán sumó su primera victoria del año, novena de su carrera deportiva, y por primera vez esta temporada puede mirar por encima del ... hombro a su compañero Lewis Hamilton, al que no le salió nada bien del todo. Rosberg fue líder de principio a fin, y salvo un conato de ataque que tuvo Hamilton a final de la prueba, la victoria siempre tuvo acento alemán.
Rosberg fue acompañado en el podio por Hamilton y por un Sebastian Vettel que, de nuevo, puso el toque de color rojo en el cajón. Los tres mismos protagonistas que en las primeras pruebas de la temporada, pero en un distinto e inédito orden: nunca habían finalizado Rosberg primero, Hamilton segundo y Vettel tercero. En descargo del británico, que ve esta carrera como una prueba en la que minimizó daños, hay que decir que no fue del todo culpa suya haber cedido la victoria por segunda vez este año. En la salida se quedó clavado, algo computable en partes iguales a él y al coche, pero en boxes una tuerca no entró cuando debía en su segunda parada y tiró por tierra todas sus opciones. Al final acabó peleando con Vettel por mantener la segunda plaza, y un espectacular 'stint' con neumáticos duros y muy gastados, llevando al límite el rendimiento de los Pirelli, le permitió ganarle la partida al alemán de Ferrari por el segundo puesto.
Aunque este decimonoveno doblete de Mercedes formado por Rosberg y Hamilton les mantiene al frente, y el campeonato sigue con el mismo color plateado, el orden de factores sí puede alterar el producto: Hamilton sabe que ahora tendrá que tener más precaución y que no puede dormirse, si es que la victoria de Rosberg no es un oasis.
En una carrera más estratégica que otra cosa, la anécdota la protagonizaron en Lotus. Pastor Maldonado, quién si no, fue la víctima del ímpetu de su compañero Romain Grosjean, que le embistió en las primeras vueltas y dejó el monoplaza del venezolano con un lateral del alerón trasero medio roto. Los mecánicos se lo acabaron de romper del todo en boxes, y hasta que se vio obligado a abandonar por una avería, fue rodando con el alerón sujeto únicamente por un lado. Por su parte, el francés tampoco tuvo una jornada fácil: los frenos de su Lotus fallaron cuando estaba entrando en boxes y atropelló a uno de los miembros del equipo. Él, a diferencia de Alonso, no pudo evitarlo.
Los españoles, grises
La quinta prueba del campeonato del mundo de Fórmula 1 iba a ser la de la reivindicación de los pilotos españoles, pero lejos de ello, ha sido una prueba tirando a mala para los tres representantes nacionales presentes en Montmeló. Las gradas, no tan repletas como en años anteriores -se estiman unos 86.000 espectadores este domingo- vivieron en directo cómo Fernando Alonso tenía que abandonar tras evitar por muy poco un atropello múltiple en boxes.
El asturiano, en la vuelta 28, tuvo un susto que le hizo entrar en boxes de inmediato: pisó el freno, pero este no actuó como debía y se salió de pista. En cuanto pudo, se fue directo al garaje, pero tampoco pudo detenerse en condiciones y de no ser por los reflejos del mecánico, se lo hubiera llevado por delante. El motivo de los problemas en los frenos es surrealista: según confirmó Eric Boullier, jefe del equipo, una visera de protección del casco de otro piloto, un trozo de plástico, entró en el conducto de los frenos que dejaron de refrigerarse en condiciones y se sobrecalentaron. Ante este motivo, ordenaron al español meterse en boxes.
Para Carlos Sainz fue una carrera más decepcionante de lo que se esperaba. En la salida ya dejó claro que el sueño del podio en España era eso, un sueño inalcanzable. Se quedó clavado y perdió varias posiciones en los primeros metros. Después de verse superado por prácticamente todos los rivales posibles, el madrileño empezó a remontar hasta colocarse en zona de puntos. Entre el duodécimo y el noveno puesto había poco, y Sainz empezó a fraguar una magnífica actuación: primero batalló con su propio compañero Max Verstappen, al que adelantó gracias a que llevaba una estrategia distinta y mejores neumáticos. Después, en la última vuelta, se batió el cobre con Daniil Kvyat, su viejo amigo y compañero de la GP3. Ambos se encontraron a final de recta de meta, donde el ruso se pasó de frenada justo cuando el español le estaba adelantando. El toque entre ambos, que evitó Sainz saliéndose de pista, acabó con este por delante. Los comisarios lo investigaron, pero determinaron que todo fue un lance de carrera y el español sumó dos puntos más.
Peor le fue a Roberto Merhi, que ya no se muerde la lengua contra Manor. El castellonense estuvo durante prácticamente toda la carrera por delante de Will Stevens, pero desde el muro le ordenaron dejarse pasar por el británico. A sabiendas de que ahora mismo no tiene garantizado su futuro en la Fórmula 1, obedeció y se dejó adelantar por su compañero. Finalmente fue último, de nuevo, y se tuvo que conformar con llevar el coche hasta la meta.
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