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Lobue celebra la victoria con Duque en segundo lugar.
Los saltos emocionan a Bilbao

Los saltos emocionan a Bilbao

La ciudad se vuelca con la segunda edición del Red Bull Cliff Diving World Series, ganada por el estadounidense Steven Lobue ante más de 60.000 personas que se agolparon a ambos márgenes de la ría

Juanma Mallo

Sábado, 26 de septiembre 2015, 17:21

Los bilbaínos volvieron a tomar la villa. Después del inolvidable recibimiento al Athletic aquel emocionante 18 de agosto, los habitantes de la ciudad se rindieron a otros héroes, a los catorce intrépidos clavadistas que compitieron en el Red Bull Cliff Diving World Series. Al icónico Orlando Duque, segundo aquí, al dominador Gary Hunt -ganador de cinco de las siete ediciones, la de 2015 incluida, pero eliminado a las primeras de cambio-, al sonriente Paredes y al vencedor Steven Lobue, al que impuso la txapela el alcalde Juan María Aburto. Con un agradable sol en el cielo -en 2014 la lluvia trató, sin éxito, deslucir el estreno de esta cita en Bizkaia-, una temperatura ideal, los intrépidos saltadores deleitaron al entregado público que aprovechó cualquier resquicio para observar y deleitarse con la última parada de la competición por excelencia de este deporte a nivel planetario. Entregados, los espectadores dejaron la mesa -la prueba arrancó las tres- y no pararon en todo momento de alentar a estos valientes.

Se trataba, además, de una parada especial para esta competición organizada por la firma de bebida energética: la parada número 50 desde el primer salto en 2009. Y qué mejor marco que el representativo museo Guggenheim y el elegante Puente de la Salve, desde donde se lanzaron los participantes. 27 metros en tres segundos, como tirarse desde un octavo piso. Sin red. En tres segundos. Nadie se lo quiso perder. Y ya desde las 12 de la mañana se concentraron en las inmediaciones del puente. Cualquier sitio era bueno para emocionarse con los saltos. Cerca de 60.000 personas se agolparon en ambas márgenes del Nervión y sobre la propia ría a bordo de decenas de embarcaciones. La zona de la escultura 'Mamá' estaba tomada por 1.600 que lograron la pulsera entregada por el Ayuntamiento-, la pasarela Pedro Arrupe, la ría, con piraguas y todo tipo de embarcaciones e incluso los balcones y las azoteas de los edificios de la Avenida de las Universidades. Expectación máxima, con un sol que pegaba desde detrás del Guggenheim.

Poco después de las 14.45, una niña se asomó a la plataforma de saltos y llamó a los participantes. De fondo, los acordes de Kepa Junkera. Y, como el pasado año, un aurresku desde lo alto del trampolín sirvieron de pistoletazo de salida para que "comenzara el espectáculo de los clavadistas". Todo listo. Palmas. Y, como guiño, le vistieron al campeón de las Red Bull World Series con la camiseta del Athletic; el número 50 y su nombre, Gary Hunt. Y a las tres en punto, Jucelino Junior abrió el fuego. Silencio. No se oía nada. Concentración. Música apagada. Salto casi perfecto. Y le siguió su rival en la eliminatoria, líder después de la jornada del viernes. Jonathan Paredes, como en 2014, se metió en el bolsillo a la gente con la camiseta del Athletic. La aireó cual bufanda. Y hacia abajo. Tres segundos en el aire. "Salto especular", lo alabó la megafonía. 8,5. Ese silencio sirvió de entremés a todos los participantes, salvo a Michal Navratil, que pidió ruido, aplausos... Y, por supuesto, Bilbao se los concedió. Casi 100 puntos de recompensa, y luego fue el primero que se lanzó desde la plataforma de manera invertida, o sea haciendo el pino. Y se colocó en la final gracias a la repesca.

Tras el primer salto obligatorio, puntuado con el baremo mínimo, los participantes dieron una vuelta de tuerca en la segunda ronda, digamos libre, con acciones de mayor dificultad, plasticidad y espectacularidad. Se elevó el listón y las expresiones de incredulidad de la gente aumentaron. "¡Buah!". Jucelino Junior, por ejemplo, arrancó con un triple mortal, que no le sirvió para eliminar a Paredes. En el siguiente emparejamiento, tanto Mitrioni como Colturi arriesgaron. 6,2, calificación del salto. Máxima exigencia. Pero Colturi a la fase final. Y a la tercera, se produjo la sorpresa. Gary Hunt, el dominador, se atrevió con el primer salto con carrera de la jornada. Pero su entrada en el agua, salpicando demasiado, le dió una baja nota. Adiós al ganador de 25 de las 50 paradas de Red Bull. En cambio, Orlando Duque sí se coló en la final.

La gran final. Los ocho mejores. El momento decisivo. Navratil, el checo, el nuevo ídolo de Bilbao por su carácter, por ese punto de locura, encendió a la gente. Saltó el cuarto. Y Paredes despertó los aplausos con su despedida. "¡Arriba Bilbao y el Athletic!". Sin embargo, situó en la cola de la clasificación. El penúltimo salto fue de Duque. El colombiano, campeón del mundo en Barcelona en 2013, se quedó a ocho puntos de la txapela. Y Guzmán precisaba de 148 para ganar la última parada de 2015. No lo logró. Y el título se lo llevó Lobue. Segundo ganador en Bilbao. Y con txapela.

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