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juanjo gonzalo
Miércoles, 30 de diciembre 2015, 01:55
Era una sensación única. El delirio y las lágrimas de aficionados y jugadores volvían a mezclarse tres décadas después del último título. Aduriz, su delantero, reconocía «no ser capaz de mostrar toda la felicidad» que tenía encima tras finalizar el encuentro en el Camp Nou. Anotó frente al Barcelona cuatro tantos históricos para el Athletic en una final irrepetible. Hasta Ernesto Valverde, que no quiso ensalzar «a un único jugador», lo señaló como el protagonista más especial de la Supercopa de España: «Este título lleva su marca».
supercopa de españa
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Habían pasado 31 años, un período de sequía que hizo la espera demasiado larga desde aquella final de Copa del 5 de mayo de 1984 en el Santiago Bernabéu. Meses después se alzaría con su primera Supercopa de España tras haber sido campeón de Copa y de Liga la campaña anterior.
Curiosamente, aquel día el rival también fue el equipo catalán, con Diego Maradona en sus filas. Un recuerdo prácticamente inexistente para la actual plantilla, pues únicamente habían nacido Iraizoz, Gurpegui y el propio Aduriz. También lo había hecho Iraola, que puso rumbo a Estados Unidos un mes antes y se despidió sin haber levantado un trofeo tras pasar toda la carrera en el Athletic.
Buena parte de culpa residía en las cinco finales en las que los 'leones' hincaron la rodilla. Fue en cuatro ocasiones frente a un Barcelona -la última en la final de Copa del pasado mayo- convertido en su particular bestia negra, y una contra el Atlético de Madrid en la final de Liga Europa del año 2012.
Un maleficio que logró romperse de forma ampliamente merecida y con un marcador global, 5-1, espectacular -4-0 en San Mamés y 1-1 en el feudo culé-. Los de Luis Enrique, que aspiraban a su segundo sextete tras una temporada inmaculada, se presentaron en el encuentro de ida con una alineación con muchas rotaciones. Y el Athletic acabó arrollándolo en todas las líneas, con cuatro goles y un excelente partido, en el que se mostró valiente y muy intenso.
Aduriz marcó un triplete para redondear la gran noche del equipo, que comenzó con un lejano tanto de Mikel San José tras un fallo en el despeje de Ter Stegen. Los aficionados rojiblancos se deleitaron con una goleada soñada y las excelentes paradas de Gorka Iraizoz, que salvó al Athletic ante las embestidas de Messi.
Con la posibilidad de lograr una remontada histórica ante su público y conquistar un nuevo título, el Barcelona esperaba al argentino como agua de mayo. Luis Enrique alineó un equipo con los teóricos titulares. Empezando por el cambio de Claudio Bravo por Ter Stegen en la portería, tras los cuatro goles encajados por el alemán en el encuentro de ida. No fue suficiente, a pesar de que Messi anotó en primera instancia, para imponerse al conjunto vasco. Apareció, de nuevo, el veterano ariete rojiblanco, que comenzó en el banquillo del Camp Nou, para empatar el partido y alcanzar la gloria.
Un estallido de alegría que no se recordaba en una ciudad en la que sobraban los argumentos y el deseo de aficionados y jugadores de volver a sacar una gabarra que descansa en el Museo Marítimo de Bilbao desde el año 1984, pero las fechas y lo ajustado del calendario impidieron su navegación por la Ría. Incluso Valverde se mostró deseoso de «celebrarlo» tras el pitido final en Barcelona. Más que suficiente para que miles de personas abarrotaran las calles de una población emocionada con el título de la Supercopa. La fiesta fue espectacular, a pesar de lograrse en pleno mes de agosto, con mucha gente todavía apurando sus vacaciones.
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