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eneko pérez
Miércoles, 18 de mayo 2016, 20:53
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La violencia ha vuelto a hacer acto de presencia en el fútbol. Y esta vez no hay que irse a los campos de Latino América para ver una escena tan vieja como desagradable, la de dos aficiones enseñando su cara más violenta y oscura. Nutridos grupos de las hinchadas de Sevilla y Liverpool, en la antesala de la gran final de la Europa League, se liaron ayer a golpes y puñetazos en uno de los fondos del estadio de St. Jakob de Basilea, precisamente el destinado al club andaluz. Varios de los que estuvieron inmersos en la pelea tuvieron que ser atendidos por las autoridades sanitarias. La Policía, que está siendo mirada con lupa, tardó demasiado en actuar.
La UEFA, que se cuida muy mucho de evitar este tipo de comportamientos en sus competiciones, pudo pecar de una mala organización a la hora de colocar a los espectadores y va a revisar urgentemente lo sucedido para expedientar a ambos clubes e identificar a los aficionados que causaron semejante bochorno a escasos minutos del inicio del choque. Fue, sin duda, lo nota más triste en un día muy especial para el fútbol europeo, puesto que se enfrentaban en una batalla sin igual los dos equipos más laureados en el segundo torneo continental. El final, con sonrisa sevillista, fue otro palo más para el club inglés.
En el exterior del estadio también hubo pequeños roces entre seguidores y quejas de hinchas a la Policía por robos de teléfonos y carteras. En los últimos días se generaron dudas sobre la seguridad tras conocerse que aficionados hispalenses revendieron sus entradas a seguidores del Liverpool, lo que provocaba que hubiera partes del estadio con las hinchadas mezcladas, algo peligroso. La entidad dirigida por José Castro abrió expediente a un centenar de fieles por este motivo. El entrenador, Unai Emery, llegó a llamar «malos sevillistas» a los aficionados que hicieron el agosto con la reventa de sus entradas.
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