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MAIKA SALGUERO
Martes, 11 de abril 2017, 23:32
Miembros de la agrupación Piper Gorri de Gernika rindieron ayer un sentido homenaje a los 277 prisioneros de guerra republicanos que fallecieron en el antiguo Hospital Penitenciario Militar de la villa foral. El acto, que se llevó a cabo por la tarde en el cementerio Zallo de la localidad, consistió en una ofrenda floral y la lectura de una declaración en recuerdo de los reclusos. Los asistentes también mantuvieron cinco minutos de silencio por los presos fallecidos que se presume podrían estar enterrados en un fosa común dentro del camposanto.
Durante la Guerra Civil, el Hospital Penitenciario Militar de Gernika se situaba en Santa Ana, en las instalaciones del antiguo colegio de los Agustinos,«que en la actualidad funciona como instituto», concretan desde Piper Gorri. Comenzó a funcionar en la primavera de 1938 con prisioneros heridos y enfermos, en su mayoría» procedentes de campos de concentración de Asturias, Santander, Bilbao y Burgos. A estos se les unieron los que llegaban de los frentes de Belchite, Teruel, Brunete, y de la batalla del Ebro», apuntaron las mismas fuentes. El recinto tenía capacidad para 600 plazas, aunque su ocupación «se superaba de manera notable», aseguraron desde Piper Gorri.
Enfermedades infecciosas
Los presos republicanos fueron trasladados a Gernika tras el bombardeo «para llevar a cabo las labores de desescombro a fin de borrar cuanto antes las huellas de la destrucción que supuso aquél suceso», informaron. Fueron internados en las antiguas escuelas públicas del Pasealeku y en el convento de las Josefinas, sin la alimentación adecuada y en espacios inadecuados para poder a hacer frente a las enfermedades infecciosas como la tuberculosis, fiebre tifoidea y el tifus exantemático que padecían.
«Solo entre junio de 1938 y mayo de 1940 fallecieron 270 prisioneros en el hospital. Un hecho que no sabemos cómo calificar», lamentaron los miembros de la asociación que ayer organizó el homenaje a los prisioneros de guerra republicanos. Una vez fallecidos, «el cuerpo del prisionero era introducido en una caja de madera y depositado en el carro municipal de recogida de la basura en el que eran trasladados al cementerio», detallaron desde el colectivo Piper Gorri.
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