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clara aguilar
Martes, 10 de junio 2014, 10:45
El sonido de una solitaria campana acompañado por el rugido de las olas bajo el peñón es la sintonía que reina en San Juan de Gaztelugatxe. Este paraje de ensueño se ha conviertido en ganador del concurso de las siete maravillas de España, organizado por Allianz Global Assistance.
El paisaje rústico de esta zona de la costa vizcaína, en la que el mar trabaja sin cesar para erosionar las rocas y conseguir así tallar en ellas túneles, arcos y cuevas, es un entorno perfecto... Y rematado de la mejor manera posible, por la inhóspita ermita de San Juan de Gaztelugatxe, parada obligatoria tanto para turistas como para residentes de Bizkaia.
Perdido en mitad del mar Cantábrico y unido a la península por un puente de dos arcos, este promontorio consta de 231 escalones que trepan la rocosa ladera para poder alcanzar la ermita, situada a 80 metros sobre el nivel del mar. El origen de su nombre no es muy claro, aunque hay dos teorías aceptadas: la primera, que en su orígen esta denominación significaba peña del castillo (Gaztelu-aitz); y la segunda, que se piensa que quería referirse a un castillo áspero o difícil (Gaztelu-gaitza).
También flota alrededor de este peñasco una antigua leyenda que lo señala como el lugar al que llegó San Juan el Bautista, procedente de Bermeo, dando tres gigantescos pasos que dejó marcados en el camino: uno en el Arco de San Juan en Bermeo, junto al caserío Itsasalde de Arane; otro en el alto de Burgoa, y el último, en el escalón de acceso a la ermita.
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