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Josu García
Jueves, 14 de julio 2016, 01:36
El edificio que el arquitecto Rafael Moneo diseñó en Abandoibarra para albergar los 900.000 libros que forman parte del patrimonio cultural de la Universidad ... de Deusto está sufriendo un evidente deterioro en su fachada exterior. Inaugurado hace siete años, la piel de vidrio macizo que recubre el cubo ideado por el profesional navarro -ganador del premio Príncipe de Asturias de las Artes en 2012- ha perdido más de medio centenar de piezas en los últimos meses. Una huella que es visible y llama la atención, sobre todo en la cara que mira hacia la Plaza Euskadi y Torre Iberdrola, donde faltan unos 45 pavés. El centro educativo admite que hay deficiencias en el cerramiento y que la próxima semana habrá una reunión con el constructor y el equipo de Moneo para «evaluar los daños y a partir de ahí tomar las medidas oportunas».
El asunto no ha pasado desapercibido para el Ayuntamiento de Bilbao. El Consistorio lleva varios años trabajando a fondo en la inspección de inmuebles con el objetivo de prevenir desprendimientos, sobre todo desde que en 2010 muriera una joven en la Gran Vía por la caída de un alero en mal estado. Fuentes municipales confirmaron ayer que la Biblioteca de Deusto es «objeto de seguimiento, ya que sabemos que están teniendo algunos problemas». Las mismas fuentes matizaron que, ahora mismo, «no hay riesgos graves, sino que se trata de daños menores por la existencia de desconchones en algunos puntos de la fachada, pero estamos a la espera de recibir un informe más exhaustivo por parte de la propiedad».
Por ahora, el estado del bloque ha motivado una actuación municipal. Técnicos locales acudieron el pasado 3 de julio para llevar a cabo «una intervención menor», que consistió en «limpiar el pavimento, donde había algunos restos de vidrio caídos al suelo, y revisar las losetas próximas a la que se había desplazado para asegurar que estaba todo bien».
La hoja de ruta de lo que ahora sucederá con el emblemático edificio firmado por Moneo pasa por el encuentro que tendrá lugar la próxima semana entre las partes que intervinieron en el proyecto, en el que se invirtieron unos 40 millones de euros. Según ha podido saber EL CORREO, la relación entre ellas es amistosa. El objetivo es conocer a fondo qué está pasando y buscar una solución a la mayor brevedad posible. Los meses de julio y agosto son, precisamente, en los que el inmueble registra una actividad menos intensa. La mayoría de los estudiantes e investigadores está de vacaciones.
Más de 15.000 piezas
La biblioteca que el arquitecto tudelano diseñó para la institución académica de los jesuitas cuenta con diez plantas -cinco ellas subterráneas-. Para albergar casi el millón de volúmenes que posee la universidad privada -entre ellos, 60.000 joyas de entre 1500 y 1830, así como 21 incunables-, Moneo esbozó un bloque con forma de cubo, con esquinas redondeadas y una piel de vidrio que deja pasar la luz del día y que, al mismo tiempo, permite proyectar la interior hacia el exterior durante la noche.
Para lograr este efecto, el navarro recurrió a la empresa italiana Seves, con sede en Florencia. Del taller toscano salieron más de 15.000 bloques de cristal de 30 centímetros de ancho, por otros 30 de largo y 10 de fondo. Cada uno de estos pavés pesa siete kilos y medio. El nombre con el que bautizaron al material fue el de Doric, ya que las ondulaciones que conforman su cara exterior se asemejan al efecto visual que generan las columnas clásicas griegas. «Por primera vez en un ladrillo de vidrio -señala el fabricante-, viene aplicada una decoración tridimensional sobre la superficie externa».
El tono de estas losetas es mate para evitar competir con los destellos del titanio del museo Guggenheim, que se encuentra ubicado a apenas unas decenas de metros. Son estos pavés Doric los que ahora se revelan defectuosos. Al parecer, se está estudiando el motivo. De hecho, hay varias piezas que han sido golpeadas a conciencia por especialistas para analizar su estado y «conocer el posible origen de los desperfectos detectados», apuntan fuentes del centro educativo.
La obra de Rafael Moneo es uno de los edificios emblemáticos que se ubican en Abandoibarra. Se abrió a los estudiantes e investigadores a finales de 2008. Pocas semanas después, el 27 de enero de 2009, la biblioteca fue inaugurada oficialmente por don Juan Carlos y doña Sofía, en un acto en el que también estuvo presente el por entonces lehendakari Juan José Ibarretxe. Todos ellos destacaron el trabajo realizado por la persona que, tres años después, recibiría el premio Príncipe de Asturias de las Artes. El cubo cuenta con 22.000 metros cuadrados y no es un mero depósito de libros. Fue proyectado como un espacio docente, en el que estudiantes e investigadores pudieran interactuar y mejorar sus conocimientos. De ahí su nombre formal: Centro de Recursos para el Aprendizaje y la Investigación (CRAI).
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