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BORJA robert
Miércoles, 15 de octubre 2014, 06:53
Aún no ha descansado desde que acabó su última guardia de 24 horas con Teresa Romero. Pero Fernando de la Calle, médico de la unidad de Medicina Tropical del Carlos III, despacha sobre el estado de la paciente, del personal que la asiste y de ... su hospital. «Está débil», reconoce. «Es un virus muy agresivo que puede atacar a muchos órganos». Aunque no puede hablar de la situación clínica de la auxiliar de enfermería, considera que todavía es pronto para aventurar si han de prestar más atención al virus o a sus secuelas. «Todavía atravesamos una situación delicada para afirmar si algo es más importante», recalca. «Aunque cada día que pasa es un día que ganas, sobre todo si eso se acompaña de un buen estado de la paciente».
Fernando de la Calle confirma que los próximos días pueden ser muy relevantes. «Tienen, sobre todo, una importancia estadística», aclara, «porque las cifras dicen que la mayor mortalidad se da en las primeras jornadas de la enfermedad». Según un informe de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades estadounidenses (CDC), entre los casos fatales durante este brote, la media de supervivencia de los afectados es de 7,5 días desde los primeros síntomas. Teresa ya ha cumplido dos semanas desde que los manifestó.
«Consideraremos que Teresa está curada cuando tengamos dos muestras negativas en 48 horas», explica el doctor. Si llega el caso, afirma, «la paciente dejaría de ser contagiosa», y el tratamiento se podría hacer de otra manera. Sin equipos de protección individual. «Cómo será la convalecencia dependerá de cómo resista su cuerpo», señala.
El especialista de la Unidad de Medicina Tropical ha aprovechado para recalcar que asume que su profesión es «de riesgo». «El que se enfrenta se expone», señala. «Teresa ha sido una de las grandes valientes que se ofreció para ayudar desde el primer momento», sentencia. Incluye tanto a los médicos, como a los enfermeros como a los auxiliares, que además están más expuestos a los fluidos de la paciente. «Nosotros damos la cara porque somos los responsables, pero no podemos olvidarnos de la excelente labor de todos», apunta.
Sobre las condiciones de trabajo de las personas que trabajan tanto con Teresa Romero como con el resto de pacientes en cuarentena -que confirma que siguen sin síntomas-, De la Calle asegura que se sienten «tranquilos» y «seguros». «Queremos tranquilizar a la opinión pública», dice. «No olvidemos que una persona sin síntomas nunca va a contagiar a nadie». Incluso los que entran a la habitación, asegura, son «de muy bajo riesgo». Los trajes, dice, son adecuados según el Centro Europeo de Control y Prevención de Enfermedades, y las precauciones máximas. «Se supervisa cómo nos ponemos el traje y se repasa en busca de rasguños», cuenta. Para quitárselo, sin embargo, lo tienen que hacer ellos solos.
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