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FCC se plantea romper el contrato para la recogida de basuras y limpieza de Vitoria. Según ha podido saber EL CORREO de fuentes de absoluta solvencia, la multinacional y su socia -la empresa vizcaína GMSM Medioambiente- no quieren continuar con el acuerdo que les ... une con el Ayuntamiento hasta 2023 y que les supone unos ingresos anuales de 22,8 millones de euros, el contrato más oneroso del presupuesto municipal. Una reciente resolución del Gobierno vasco (a través de la Comisión Jurídica Asesora, encargada de mediar en conflictos con la administración) cargó sobre los hombros de la contrata un gasto inesperado de 1,7 millones por ejercicio, algo que al parecer provoca que a la multinacional ya no le salgan los números. De llevarse a efecto el deseo de la empresa, ni FCC ni el Consistorio estarán obligados a pedir ni recibir ningún tipo de indemnización.
Se trata de una drástica decisión que, a pesar de las tensas relaciones entre el Ayuntamiento y la empresa, nadie esperaba hace pocos días. Sin ir más lejos, el propio alcalde aseguró el viernes que no había mantenido ningún contacto con la contrata tras recibir el informe de la comisión mediadora. «La UTE encargada de estas labores en la ciudad tiene que decidir si sigue prestando este servicio en Vitoria o, por el contrario, decide marcharse», planteó Gorka Urtaran hace cuatro días.
Finalmente, FCC parece que ha optado por esta segunda opción. De traducirla en una decisión firme, el equipo de gobierno tendrá que redactar un nuevo contrato, sacarlo a concurso público y adjudicarlo. Este proceso podría extenderse hasta un año, según cuándo se inicien los trámites. Hasta entonces, la actual encargada de la limpieza de la capital alavesa sigue estando obligada a cubrir las labores de mantenimiento de la ciudad. Sus trabajadores pasarían después a la nueva empresa contratada, que puede ser la misma FCC si decide presentarse al futuro concurso y hace una oferta que mejore la de sus competidores.
Entre la multinacional de Carlos Slim y Vitoria existe una larga relación que, por momentos, ha sido polémica. Desde 2006, cuando Alfonso Alonso (PP) era alcalde, Fomento de Construcciones y Contratas se encarga de la recogida de basuras y de la limpieza urbana. Pero ha sido en los últimos años, y en particular a partir de 2015 -cuando el también popular Javier Maroto le renovó el contrato a pocos días de las elecciones municipales-, cuando ha sido más controvertida. FCC se comprometió a realizar más tareas de las que venía desarrollando y por un 10% menos de dinero para no dejar escapar el contrato. Fue el principio de una tensa relación que, con Maroto apartado de la Alcaldía, le tocó gestionar al peneuvista Urtaran.
Los conflictos por las quejas ciudadanas respecto a la limpieza y los supuestos incumplimientos de una contrata al límite de su rentabilidad económica no tardaron en surgir. Alcanzaron su cénit en una serie de despidos supuestamente basados en el absentismo de los trabajadores, pero que se entendió como un órdago al Gabinete Urtaran, que había abierto varios expedientes a la UTE por sus incumplimientos. Este conflicto a punto estuvo de desembocar en una huelga, que sólo se resolvió cuando el Ayuntamiento abrió la puerta a una salida a ‘coste cero’ para FCC-GMSM a cambio de reincorporar a los ocho trabajadores.
Ese pacto ‘in extremis’ evitó que Gorka Urtaran se tuviera que enfrentar a la primera huelga de limpieza en 25 años. Parecía que entonces ni el Gobierno municipal ni la adjudicataria tenían la intención de romper su relación contractual, pero ahora el fallo de la comisión jurídica y la obligación de tener que asumir 13,6 millones de euros más de lo previsto inicialmente (1,7 millones por cada uno de los ocho años acordados) han provocado este cambio de opinión.
Vitoria es una plaza interesante para las empresas que prestan servicios de limpieza urbana y recogida de residuos. El hecho de arrastrar una incuestionable fama de ciudad verde -certificada por Europa al convertirla en Green Capital en 2012- ha llevado a las principales multinacionales del sector a interesarse por lo que denominan «una buena plaza». La última oferta de FCC, de hecho, respondía a este patrón. Era tan a la baja que sorprendió al resto de grupos interesados en el contrato Sacyr, ACS o Ferrovial (Cespa), entre otros-, que reclamaron para comprobar si la propuesta económica de FCC era viable. Los órganos de contratación dijeron que sí, pero ahora se evidencia que quizá no lo era tanto. Ayer, ni el Ayuntamiento ni FCC quisieron hacer declaraciones.
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