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Un paciente de 68 años de la residencia de mayores IMQ Igurco, en la calle Salbatierrabide, presuntamente se coló sobre las cuatro de la mañana ... del jueves en la habitación de otra usuaria. Se acercó a esta mujer de 94 años, que dormía plácidamente y le clavó en la cara un lápiz para, a continuación, darse la fuga. La víctima falleció horas más tarde en el hospital Txagorritxu. Una vez el personal del complejo dio la voz de alarma, efectivos de la Ertzaintza tomaron el edificio y los alrededores. Localizaron al sospechoso «escondido en uno de los baños» de este equipamiento para personas mayores, antes conocido como Clínica Álava.
Como adelantó la web de EL CORREO, el homicidio en esta residencia privada fue cometido por un paciente con «trastornos mentales», diagnosticado desde hace décadas de «esquizofrenia» y que en diciembre de 1987 ya acabó con la vida de su padre, delito del que fue absuelto penalmente por su enfermedad, aunque debió permanecer una larga temporada en un psiquiátrico. Esa causa prescribió hace años.
Sobre esa enfermedad mental giró desde el primer momento la investigación de la Policía autonómica. Según ha sabido este periódico de medios policiales, antes de su ataque mortal, el ahora arrestado por un «delito de homicidio» intentó irrumpir en otras dos habitaciones individuales, ambas ocupadas. Sin embargo se encontró con que las puertas estaban cerradas, con el pestillo echado. «Eso salvó a las personas que viven ahí», deslizan las fuentes consultadas. La estancia en la que descansaba la víctima, en cambio, permanecía abierta. La firma responsable de la residencia señaló al mediodía mediante un comunicado que «no había existido hasta la fecha ningún tipo de incidente previo» entre el presunto agresor y su víctima.
Es decir, pudo tratarse de un ataque al azar. La hipótesis más consistente en estos primeros momentos de trabajo policial apuntaría a que el hombre de 68 años no se habría tomado su medicación, lo que le provocó algún tipo de desequilibrio. Al parecer también se habría saltado varias citas médicas programadas.
l fatal suceso causó conmoción entre los usuarios de la residencia, sus familiares y los empleados. «Ha sido un susto tremendo», remarcó una de las clientas de este centro que hasta 2022 atendía también cuidados paliativos y desde entonces se había especializado en personas mayores. La aparición de los uniformados policiales causó revuelo, puesto que registraron habitaciones y zonas comunes hasta dar con el fugado. También peinaron varias calles adyacentes.
Mientras tanto, una ambulancia medicalizada trasladó a la víctima todavía con un hilo de vida al hospital Txagorritxu. Ingresó «con el lápiz clavado en el rostro», explican fuentes sanitarias. Poco después le fue practicada la autopsia. Cuando trascendió la noticia de su muerte violenta, «nos han reunido a todos los usuarios para explicar lo sucedido», indicó a EL CORREO una residente.
Debido al condicionante de la enfermedad mental, fuentes policiales y judiciales vaticinan que la empresa responsable del complejo para mayores «podría enfrentarse a una demanda de la familia como responsable civil de lo ocurrido al no haber garantizado la seguridad de la paciente». No sería la primera vez. En 2017, por ejemplo, la Justicia alavesa ya impuso una sanción de 50.000 euros a otra residencia por el suicidio en sus instalaciones de un paciente con trastornos psiquiátricos.
Según transcurrieron las horas, las reacciones se sucedieron en cadena. Desde IMQ Igurco Araba calificaron el homicidio de «desgraciado suceso» y atajaron que «durante la convivencia de las personas involucradas no había existido hasta la fecha ningún incidente previo». En este sentido, la empresa añadió que «lamentamos profundamente lo sucedido, mostrando nuestra profunda consternación y tristeza».
«Además de haber transmitido a la familia de la residente fallecida sinceras condolencias y total apoyo en estos momentos, se ha remitido una comunicación a las familias del resto de residentes para informarles de que los responsables del centro se encuentran a su disposición para aquello que puedan requerir, si bien la residencia funciona con total normalidad, prestando sus habituales atención y cuidados», abundó la nota. También facilitaron «un servicio de acompañamiento emocional a cargo de profesionales especializados en este tipo de circunstancias por si pudiera necesitarse».
Representantes políticos como el consejero vasco de Seguridad, Bingen Zupiria; la alcaldesa, Maider Etxebarria; o el diputado de Políticas Sociales, Gorka Urtaran, mostraron sus condolencias con el entorno de la víctima y lamentaron la agresión mortal.
Por otro lado, y después de pasar su primera noche en un calabozo, la Ertzaintza presentará al supuesto homicida entre hoy y mañana al Juzgado de Instrucción número 3 de Vitoria. Esta sala decidirá su ingreso preventivo en la cárcel alavesa de Zaballa o, en su defecto, en un centro psiquiátrico.
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