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Iñigo Muñoyerro
Lunes, 8 de enero 2018, 00:15
El operativo montado para la búsqueda de Jon Bárcena, el joven vizcaíno de Berriz desaparecido la víspera de Nochevieja cuando ascendía hacia la cumbre del Gorbea, ha puesto de actualidad este monte tan cercano, tan visitado y, a la vez, en ocasiones, tan infravalorado ... desde el punto de vista de la seguridad personal. El Parque Natural del Gorbea es un popular destino donde disfrutar de una inolvidable jornada de montaña tanto en solitario, como con amigos o en familia. Pero que sea muy visitado no significa que sea fácil y por supuesto que esté exento de peligro. Como cualquier otro macizo alpino encierra riesgo.
Es un territorio amplio y escarpado, con techo en la Cruz, que llega a los 1.482 metros. Entre la cima y los puntos más frecuentados de acceso: Sarria, Pagomakurre, Saldropo y el embalse de Murua - donde ha desaparecido Jon Bárcena- hay monte para todos los estilos. Para senderistas que disfrutan con las señales de cualquiera de las rutas balizadas o para los solitarios, que gustan perderse entre riscos, precipicios y arboledas cerradas.
Incluso hay zonas potencialmente peligrosas como son el lapiaz dentado y sembrado de grietas de Itxina; las aéreas laderas de Aldamin; la subida a Axkorrigan por el portillo de Atxaragun o los cortados del paso de Atxuri, donde en 2013 se despeñó un montañero de Portugalete.
Pero el Gorbea, como cualquier otra montaña, es cruel y el peligro siempre está latente. Y accidentes mortales más recordados tuvieron como escenario parajes de fácil acceso. Así, en el sencillo pero vertiginoso portillo de Atxuri, acceso a Arraba por Saldropo se despeñó Miguel Bacigalupe una tarde de 1927 cerrada de lluvia y niebla. Era tío abuelo de los también desaparecidos Alberto y Carlos Bacigalupe. En su memoria, y en la del pastor Gregorio Beobide, que en 1976 perdió la vida en el mismo lugar, se levantan sendas cruces. Una apunta al abismo de Lambreabe; la otra al Lekanda, techo de Arraba.
Y en la sencilla y herbosa cuesta de subida al Gorbea por Egiriñao dejó su vida el 15 de marzo de 1970 Andrés de Régil. Andrés fue junto sus hermanos José María y Toñín un gran amante de la montaña. Excelente esquiador y escalador puntero, sufrió un fatal accidente cuando descendía sobre sus tablas de la Cruz. El destino quiso que un alpinista que había abierto ‘primeras’ en las paredes del Naranjo de Bulnes dejara su vida en el inofensivo Gorbea.
La zona de Mairuelegorreta, accesible desde las canteras ya cerradas de Murua, corresponde a la parte caliza del Gorbea. Los relieves karstificados no son tan vistosos como los de Itxina, donde las grietas, los sumideros y las paredes verticales adquieren protagonismo, pero sí hay grietas. Numerosas y profundas, muchas de ellas enmascaradas por un amable robledal.
En este tipo de terreno hay que ser montañero para caminar fuera de senda y mucho más para atajar por zona incógnita. Un error puede ser fatal. La naturaleza no perdona.
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