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Juan Carlos Berdonces
Domingo, 9 de octubre 2016, 04:31
Consecuencia directa de la crisis económica, todavía presente en hogares, negocios y empresas pese a que los expertos insistan en hablar de recuperación, es la caída en el consumo. Y la hostelería ha sido uno de los sectores más castigados. Es una realidad. Como también que el centro de Vitoria ha perdido impulso debido a, entre otros factores, el traslado de las oficinas municipales a San Martín y de la sede de la Tesorería General de la Seguridad Social a Lakua. Con lo que se puede concluir que hay bares de estas zonas del Centro y el Ensanche que sufren por partida doble.
Entre los locales que se han sumado al listado de cierres de los últimos meses destacan, por diferentes motivos, el JG de la calle Dato, el Entrepuentes de San Prudencio o el Txiki de San Antonio sus deliciosas tortillas se pueden seguir degustando en Sancho El Sabio y en la plaza de Abastos. Mario Eguiguren, dueño del JG, se ha jubilado y el bar que ha dirigido en los últimos 34 años está ahora en alquiler. «Fue un referente en el centro de la ciudad, sobre todo en los vermús, y también dio comidas», recuerdan veteranos del sector.
La gastronomía a través de platos combinados, bocadillos o menús era, precisamente, el punto fuerte del Entrepuentes, que abrió una franquicia en julio del año pasado en el local que ocupó antes el Juke Box. Pero el modelo de negocio «con el franquiciado no ha funcionado», reconocen desde la cadena de restaurantes con sede en Logroño, que ahora intenta retirar su marca «porque en absoluto estamos de acuerdo con la forma de actuar que ha tenido la sociedad» gestora del local.
Ese tramo de San Prudencio entre San Antonio y Dato cobrará vida, en principio a partir de noviembre, con la llegada del chef Josean Merino y su taberna marinera al lugar en el que estuvo el Oker. Es una buena noticia para una calle que más adelante, antes de llegar al Teatro Principal, mantiene cerrados dos locales también con historia en Vitoria y que todavía conservan sus carteles: el Dakar y el Molly Malone.
Profesionales con vocación
«Que profesionales como Josean se hagan cargo de negocios es una gran noticia, incluso en estos casos las instituciones deberían ayudar a impulsar proyectos que son de garantía», señala Antonio García, presidenta de la patronal de hostelería agrupada en SEA-Empresarios Alaveses. A su juicio, el sector necesita «esa mano de obra cualificada, gente con vocación y que esté pendiente de la clientela», algo que a veces echa en falta.
Hay más razones para argumentar el goteo de cierres, «como que la ciudad crece en extensión pero no tanto en población, así que el consumo medio disminuye». Sin olvidar, añade, «los impuestos y las normativas que en ocasiones no se adaptan a la evolución de los negocios».
Pese a todo, también el Centro y el Ensanche registran aperturas como la reciente de la gastro-taberna Prado 24, en la calle Prado, o anteriormente del Fosters Hollywood en Sancho El Sabio. Desde que en 2006 cerrara el McDonalds de Dato había un vacío en el centro de este tipo de oferta culinaria, con lo que la llegada de esta firma especializada en comida norteamericana viene a llenar ese espacio.
El Fosters está en la misma acera que el Ko-Tarro, que desde mayo ocupa el local de Los Pedroches y en cuya carta prima el picoteo y las raciones. También apuesta por ese tipo de oferta gastronómica el Morro Fino, en una de las esquinas de la plaza de España en la que antes estuvo el Baztertxo. En otro de los extremos sigue cerrado el local del Copas Rotas, que fue clausurado por el Ayuntamiento por ejercer de local de copeteo pese a tener sólo licencia de restaurante sin barra.
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