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La fábrica de Michelin de Vitoria, en fase de construcción.
Michelin, medio siglo de una gran factoría alavesa

Michelin, medio siglo de una gran factoría alavesa

La firma, que inició su actividad en Vitoria en enero de 1966, recibirá este año de la Diputación la Medalla de Álava por su enorme contribución al tejido industrial, social y a la prosperidad de Vitoria y el territorio

Sergio Carracedo

Jueves, 14 de enero 2016, 00:53

Michelin cumple 50 años fabricando neumáticos en Vitoria. Los relojes analógicos de la fábrica marcaban las cuatro menos cuarto de la tarde del 5 de enero de 1966, cuando la planta de Michelin comenzó su actividad en la capital. Años antes de que comenzase la producción, la multinacional francesa con sede en Clermont Ferrand encargó a la dirección de la planta de Lasarte, puesta en marcha en 1934, la labor de buscar un nuevo emplazamiento para instalar una segunda factoría española donde fabricar neumáticos de ingeniería civil, lo que se conoce como rueda gigante. Desde la central francesa, apuntaron la conveniencia de que la nueva factoría estuviera cerca de Lasarte y de Bilbao, para así facilitar la exportación de los neumáticos gigantes. Y encontraron una ubicación adecuada: Vitoria.

En 1963 la compañía realizó las primeras gestiones para instalarse en una capital alavesa, una ciudad que estaba a punto de sufrir una fuerte expansión industrial y poblacional. Otra firma francesa, el fabricante de vehículos Citröen, barajó igualmente implantarse en Vitoria. El Ayuntamiento llegó a ofrecerle un solar entre los núcleos rurales de Gamarra y Betoño. Pero la operación no prosperó.

Ese espacio de Gamarra-Betoño, con su ampliación hasta Arriaga, se convertiría poco después en el primer polígono industrial de la ciudad, que comenzó a separar la industria del suelo residencial donde convivían hasta entonces talleres de todo tipo y bloques de viviendas. Michelin compró en ese lugar 50 hectáreas, en lo que entonces eran las afueras de la ciudad. Las obras comenzaron en 1964, cuando las excavadoras entraron de lleno en el solar de la carretera de Arriaga, dirección con la que se conocía el lugar, antes de la ejecución de Avenida del Cantábrico y de la calle Zaramaga, que sacaría, años más tarde, todo el tráfico de la N-1 del centro de la ciudad. Era lo que se conoció durante años como «la circunvalación».

Forjados los cimientos de la futura fábrica, llegaron los montadores de pabellones que levantaron las instalaciones de Michelin en una zona en la que solo se alzaba Forjas Alavesas, unos pocos talleres, algunos caseríos cercanos en Arriaga y las primeras viviendas de Zaramaga, situadas junto a La Vitoriana. Mientras se remataban los talleres del fabricante de neumáticos, en 1965, se inició la construcción de viviendas en El Pilar, que junto a las que se seguían construyendo en Zaramaga albergarían y siguen albergando a muchos de los empleados de la fábrica.

Antes de su arranque, «la Michelín», como consta en las crónicas de la época, logró la autorización para construir tres casas bifamiliares, con seis viviendas, y escuela, junto a su factoría, así como los comedores colectivos, que continúan en funcionamiento. En ese momento, empezaron a aparecer las ofertas de trabajo en los medios de comunicación y comenzó la selección de personal que llevó a la compañía a buscar trabajadores en el territorio y también por medio país.

Con todo preparado, y con los 249 trabajadores que formaban entonces la plantilla, la fábrica inició su actividad productiva en la capital alavesa a las cuatro menos cuarto de la tarde del 5 de enero de 1966, con la fabricación del primer neumático 'fabriqué à Vitoria'. Fue una cubierta para vehículos de obras públicas, especialidad de la casa durante el medio siglo de funcionamiento en Álava, de 23,5 pulgadas y 300 kilos de peso y que costó seis horas sacarla de las prensas de cocción. La jornada inaugural fue seguida en primera persona por el entonces ministro de Industria, Gregorio López-Bravo, algo inusual por tratarse de una persona ajena a la empresa.

Tras la construcción del edificio de dirección llegó la creación de diversos talleres para la elaboración del cable y tejido metálico, turismo, refuerzos metálicos, fabricación de mezclas de goma o producción de neumáticos de grandes dimensiones. También vieron la luz las instalaciones deportivas de la Sociedad Cultural y Deportiva Michelin, en Betoño. Todo ello entre 1964 y 1970.

En el Guinness

La plantilla fue creciendo a medida que la factoría conseguía nuevos hitos como la fabricación en 1976 del entonces neumático más grande del mundo algo que se repitió en 1995 y supuso entrar en el Guinness o el lanzamiento en 1982 de la primera cubierta para vehículos de competición de rallies.

En 1972, la normalidad se vio truncada por una huelga que se desarrolló entre finales de enero y primeros de marzo de aquel año. El 12 de febrero, en concreto, unas 10.000 personas participaron en una movilización por las calles de Vitoria para arropar a la plantilla, que reclamaba unas condiciones de trabajo dignas. Tras la tensión vivida y la preocupación de muchos trabajadores por sus puestos de trabajo volvió la calma y la vuelta a la producción.

Las inversiones millonarias de la multinacional siguieron llegando a Vitoria de forma paulatina para consolidar a la planta alavesa la principal en España como un referente mundial del fabricante francés de neumáticos. Una de las máximas de Michelin siempre ha sido la de adaptarse a las necesidades de los clientes para atenderles de la mejor manera posible. Y con ese propósito, en 1989 logró la autorización de la delegación territorial del Departamento vasco de Trabajo para introducir en Vitoria el "quinto turno" trabajo ininterumpido, también durante sábados y domingos, y luego, varios días libres para los operarios de vulcanizado o cocción de las líneas productivas dedicadas a neumáticos de obras públicas y minería. La implantación del quinto equipo motivó un intenso conflicto entre la empresa y los sindicatos.

El neumático 'gigante'

Con una plantilla de 3.200 trabajadores entre la factoría de Avenida del Cantábrico y el centro logístico de Araia donde almacena toda la producción de Euskadi que sale de las plantas de Vitoria y Lasarte, Michelin es un actor clave en la economía del territorio. Representa el 20% de las exportaciones que se hacen en Álava y su contribución al Producto Interior Bruto (PIB) es el equivalente a 13 puntos.

Además de fabricar refuerzos metálicos y componentes de goma, su producción anual asciende a 200.000 toneladas de neumáticos de ingeniería civil conocida como 'rueda gigante', destinada a vehículos de gran tonelaje utilizados en obras públicas y minería y de turismo. En concreto, fabrica los neumáticos para los 40 fabricantes de coches con los que la multinacional Michelin trabaja en 17 países del mundo, sobre todo europeos, y para otros 60 clientes distribuidos por medio centenar de países repartidos por todo el mundo.

La última apuesta de la multinacional ha sido elegir Vitoria para producir ya desde el pasado verano el primer neumático de verano homologado para su uso en invierno. Esta rueda 'Cross Climate' para turismos está dirigida sobre todo al mercado europeo y entre sus virtudes destaca la capacidad para frenar en distancias cortas en seco y una máxima clasificación en frenado y agarre cuando el asfalto está mojado.

Por todo ello, Michelin recibirá este año de manos de la Diputación la Medalla de Álava por su enorme contribución al tejido industrial, social y a la prosperidad de Vitoria y el territorio. Pero, no hay que olvidar que todo comenzó una tarde de enero de hace ahora 50 años, en la carretera de Arriaga, en unas instalaciones por las que han pasado miles de trabajadores, en algunos casos hasta tres generaciones de una misma familia. Se cumple medio siglo de un hecho histórico para la economía del territorio y del conjunto de Euskadi. Gracias a este hecho y al de otras grandes y pequeñas empresas que se asentaron en estas tierras llegó buena parte del desarrollo evolutivo vitoriano y que de pueblo recogido convirtió a Vitoria en una realidad industrial, que atrajo a muchas personas que vislumbraron un porvenir a base de trabajo en estas naves industriales. Desde entonces, una gran porción de la prosperidad de Vitoria marcha literalmente sobre ruedas.

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