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Miguel Gutiérrez Garitano, con dos mulas, cruza un arroyo.
Una expedición alavesa buscará el reino perdido de los incas

Una expedición alavesa buscará el reino perdido de los incas

El grupo, encabezado por el escritor de viajes Miguel Gutiérrez, va a tratar de encontrar los restos arqueológicos de la que fue la última capital y refugio de los indios en tierras peruanas

Francisco Góngora

Jueves, 25 de junio 2015, 00:21

Vilcabamba, el reino perdido de los incas, es uno de los enigmas sin resolver de la historia latinoamericana que muchos exploradores sueñan con desvelar algún día. Es lo que buscaba Hiram Bingham cuando halló Machu Picchu y su legendaria literatura fue la inspiración que creó al personaje de Indiana Jones y alguna de sus películas. Una expedición alavesa, encabezada por el escritor de viajes Miguel Gutiérrez Garitano, va a tratar de encontrar el próximo mes de septiembre los restos arqueológicos de la que fuera la última capital y refugio de los indios en tierras peruanas.

Gutiérrez Garitano, que tiene en su haber once expediciones a selvas tropicales, desiertos y zonas de conflicto y que ha escrito cinco libros de sus aventuras, se acerca por cuarta vez a territorio inca siempre con el objetivo de sacar a la luz los misterios de aquella civilización precolonial.

La historia cuenta que una vez derrotados por los hombres del conquistador Francisco Pizarro en 1537, los incas, capitaneados por Manco Inca, se refugiaron en las montañas de Piscacocha-Marcacocha, en la vertiente sur de la cordillera Vilcabamba. Allí fundaron un reino y resistieron 42 años hasta que el virrey Toledo envió una expedición militar a Vilcabamba, al mando del azpeitiarra Martín García Óñez de Loyola y las defensas de los Incas fueron derrumbadas, la ciudadela, destruida y Túpac Amaru, capturado y decapitado en 1572.

Después de varios siglos de olvido, algunas áreas fueron exploradas durante el siglo XX por grandes investigadores y arqueólogos fascinados por las leyendas en torno a los incas, pero hubo una zona que quedó virgen, según Gutiérrez Garitano. «Además, ha sido imposible llegar hasta allí porque durante muchos años ha sido la guarida del grupo terrorista Sendero Luminoso y una comarca donde no llegaba el Estado peruano». La complicada orografía, con picos de 4.000 y 6.000 metros, junto a terreno de selva de montaña aísla completamente la comarca. Es el refugio perfecto.

Arrieros nativos y guías

Las condiciones negativas han cambiado en los últimos años y la actividad de Sendero Luminoso es menor, por lo que los expedicionarios alaveses, entre los que se encuentra Rafa Gutiérrez, fotógrafo de EL CORREO, se han aventurado a hacer su viaje en septiembre. Durante un mes, utilizarán una recua de mulas, arrieros nativos y guías locales «hasta donde se pueda. Hay caminos en los que tendremos que ir sólo con la mochila y porteadores», explica.

La idea es descubrir, localizar y caracterizar los restos, hacer una memoria y dar parte al Gobierno peruano para que puedan comenzar las excavaciones y proteger los hallazgos, si se producen, frente a los saqueadores. La expedición ha contado con fuentes históricas, testimonios directos y además con la última tecnología que usan los arqueólogos. En ese proceso ha sido fundamental la colaboración de Íñigo Orue, de la UPV, para delimitar las zonas donde se sospecha que está la ciudad borrada por la espesura de la selva. «Tenemos grandes esperanzas porque la información que hemos conseguido nos indica que hay ruinas, pero no lo vamos a poder confirmar hasta que no estemos allí», agrega Gutiérrez Garitano.

Además del proyecto arqueológico, van a subir cuatro picos vírgenes de más de 4.000 metros y para ello cuentan también con expertos alpinistas y escaladores dentro de la expedición como Diego Hortas, de Vitoria, y Marcos y Javi Janer, de Huesca. Les acompaña también el arquitecto y dibujante Iñigo Cobeta y el historiador Aitor González de Langarica, de Area Audio, que realizará un documental de este viaje.

La expedición se llama Vilcabamba-La exploradora 2015 en homenaje a Manuel Iradier, que creó a finales del siglo XIX la primera sociedad geográfica de España en Vitoria con ese nombre. Itziar San Vicente ha modernizado el logo que utilizó el explorador vitoriano en su singladura en Guinea Ecuatorial.

Financiación

Otra de las novedades de este proyecto de exploración es la financiación. Los expedicionarios han diseñado una campaña para recaudar dinero con el fin de sufragar los gastos más básicos como el pago de muleros, porteadores y de la alimentación. «Una expedición así tiene unos gastos de unos 15.000 euros. Esperamos que la gente se anime. Ofrecemos una serie de recompensas a cambio de las aportaciones económicas que recibamos de los que quieran convertirse en mecenas del proyecto», comenta Rafa Gutiérrez.

Las recompensas varían mucho en función de la generosidad de las aportaciones. Desde 5 hasta 200 euros. Desde una camiseta hasta un cuchillo de supervivencia diseñado por Miguel Gutiérrez.

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