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Una pareja baila en el Artium.
Danza sobre fogones

Danza sobre fogones

Baile y gastronomía protagonizan un concurrido maridaje enel Artium, donde los restaurantes sirvieron 3.000 exquisiteces a ritmo de swing

Saioa Echeazarra

Lunes, 2 de junio 2014, 01:32

Si a los lectores de George R. R. Martin les fascina su Danza de dragones, lo que literalmente movió ayer a los vitorianos fue otro baile bien distinto: el de fogones. Las piruetas y las tapas, las viandas y las vueltas, un poco de jitterbug y otro tanto de colesterol, protagonizaron en el Artium un suave y acompasado maridaje titulado Con dos fogones y a bailar. Un encuentro urbanita, diseñado con la colaboración de EL CORREO bajo el proyecto UrbaniCo, donde se citaron doce laureados restaurantes alaveses junto a bodegueros, músicos, autos clásicos, así como numerosos émulos de Ginger Rogers y Fred Astaire.

Al original menú a 2,50 euros la tapa más copa se adscribieron los serios, los alternativos, los matrimonios, las pandillas o los abuelos como Pedro Catón y sus tres nietas. «¿Qué es esta bolsa?», le inquirieron al ver el envoltorio que le dieron a la entrada. «Trae una copa y la información sobre los puestos de comida». «¿Qué tal si empezamos con un txakoli?», propusieron por su parte los mirandeses Jorge Sánchez y su novia Raquel Polo. En realidad, este pintxo-pote vintage extendió una interminable carta con exquisiteces como «sardina ahumada con tapenade y ali oli ligero de cebollino», propusieron desde el Arkupe al tiempo que el estrella Michelin Patxi Eceiza (Zaldiaran) ultimaba los detalles para emplatar «láminas de trufa con yema de huevo a baja temperatura, tocino confitado y espuma de patata».

Con Oiarzabal y Gutiérrez

«Se van a repartir tres mil raciones», contabilizó Josean Merino, chef de MarmitaCo y PerretxiCo además de impulsor del apetitoso encuentro que observaba feliz cómo se multiplicaba la asistencia. «La idea es repetir el curso siguiente y con alguna sorpresa», avanzó satisfecho.

Hacia las 13.00 horas, en la trasera del centro-museo cabrioleaban y giraban las camisetas negras con la leyenda Swingvergüenza, grupo organizador del festival Gastroswing que se sumó a la cita de la calle Francia. Poco a poco, adeptos al sonido jazzístico procedentes de Europa, EE UU, Canadá o Nueva Zelanda comenzaron a desfilar. «Tras recibir clases en el Europa, vienen bailando por el Casco Viejo. Se han inscrito un total de 300 bailarines nacional e internacionales», precisó su encargado Íñigo Elejalde con las melodías de Déu nhi Do de fondo, teloneros de los extranjeros Doc Scanlon Hot 4 que actuarían después. Antes de entregarse al lindy hop, su compañera agregó que «los interesados en aprender swing tienen varias academias a donde acudir en Vitoria».

Los curiosos se apostaron en el escenario mientras el crianza 2011 de Ostatu regaba la bavaroise de puerro del Bideko (Lezama). Pero la gula se materializó con más recetas: Don Producto sugirió «tosta de papada ibérica»; Viura sacó «taco de bonito del norte asado al sarmiento».

Además de fotografiarse con el Cadi o el Mustang estacionados por el Araba Classic, el público halló entretenimiento en el concurso de cata que precedió a la entrega de premios, que esta vez fueron a parar a manos del alpinista vitoriano Juanito Oiarzabal y del actor Humberto Gutiérrez por su «carácter abierto y disfrutón».

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