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N. ARTUNDO
Viernes, 10 de mayo 2013, 15:12
Si los científicos de las series policíacas realizan hallazgos asombrosos a través del análisis de evidencias y autopsias, los investigadores de la Universidad de Navarra no se quedan atrás. Un equipo interdisciplinar ha estudiado momias egipcias de más de 2.700 años de antigüedad entre 2009 y 2012, con unos descubrimientos «extraordinarios», según la codirectora del proyecto, María Luz Mangado.
Y es que esta labor, que todavía continúa con el trabajo en torno a tejidos, ha permitido aprender varias cosas sobre un tipo diferente de de momias: las de animales. Los sujetos han sido una veintena, «de diferentes especies: felinos, reptiles, aves y peces». De ellos, una docena se expone hasta el 28 de julio en el Museo Bibat de la capital alavesa, junto a diversos productos empleados por los embalsamadores, amuletos o figuras de sacerdotes.
Esta relación con aspectos religiosos se expresa ya en el título "Animales sagrados egipcios. Un viaje a los secretos de la momificación". Además del estudio de la importancia de la fauna en las creencias del mundo de los faraones, al que este proyecto ha abierto nuevas puertas, la propia metodología para conservar los cuerpos ha llamado la atención de los científicos, que han empleado las últimas técnicas. «Cada momia es diferente. La mayoría tiene amuletos dentro. Pero también nos hemos encontrado con alguna que no tenía nada en absoluto de materia orgánica, lo que demuestra que es una falsificación de la época faraónica», apunta Mangado.
Otra vertiente es que ya desde la antigüedad, incluso entre las momias, había clases. Como sucedía con los humanos, no se conservaba igual al faraón que a un ciudadano medio. Aquí hay contrastes entre un gato que fue una mascota "normal" y «uno al que llamamos "gato real", que está asociado con la divinidad Bastet», que fue eviscerado y sus entrañas se metieron con algunos amuletos en «un vaso funerario, hecho con tejido y con el borde reforzado, algo de lo que no teníamos referencias». O una cabeza de un pequeño guepardo, «que parece haber pertenecido a la corte, porque la momia llevó una máscara».
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