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Imagen del meteorito tomada desde un coche./ Afp | Atlas
El meteorito ruso es el más grande que ha caído en un siglo
En los urales

El meteorito ruso es el más grande que ha caído en un siglo

Al estallar, liberó cientos de kilotones de energía, más que el último ingenio nuclear norcoreano

LUIS ALFONSO GÁMEZ

Sábado, 16 de febrero 2013, 10:59

El meteorito que impactó en la región rusa de Cheliábinsk, en los Urales, y causó heridas a más de mil personas es el más grande que ha caído en la Tierra en el último siglo, según los científicos. Los datos recogidos ayer por la red de sensores de ultrasonidos que vigila posibles pruebas nucleares han revelado que al estallar liberó cientos de kilotones de energía, mucha más que la última prueba nuclear de Corea del Norte.

"Ha sido muy, muy potente", ha dicho a 'Nature' la astrónoma Margaret Campbell-Brown, de la Universidad de Ontario Occidental tras examinar los datos de dos estaciones de vigilancia. Según sus cálculos, cuando penetró en la atmósfera, el objeto tendría unos 15 metros de diámetro y pesaba unas 40 toneladas, lo que lo convertiría en el meteorito más grande de los últimos cien años.

Rusia fue el 30 de junio de 1908 escenario de otro gran impacto, el conocido como el evento de Tunguska. Ocurrió en la taiga siberiana y arrasó unos 2.000 kilómetros cuadrados de bosque, tumbando 80 millones de árboles, provocando un terremoto de grado 5 y haciendo que las noches siguientes fueran tan brillantes que podía leerse el periódico en las calles de Londres sin iluminación artificial. La energía liberada por el objeto de Tunguska, que tenía unos 20 metros de diámetro, equivalió a la de 400 bombas como la de Hiroshima.

Más brillante que el Sol

La Academia de Ciencias Rusa calcula que el meteorito de los Urales entró en la atmósfera a unos 54.000 kilómetros por hora y explotó a entre 30 y 50 kilómetros de altura, rompiéndose y provocando la subsiguiente lluvia de rocas ardientes. Con sus 15 metros de diámetro, el brillo del meteorito en el cielo matutino llegó a ser mayor que el del Sol y su onda expansiva causó daños en edificios y vehículos, que provocaron heridas a cerca de mil personas. "La explosión fue tan fuerte que algunas ventanas de nuestro edificio y de otros se rompieron", declaró a la BBC una vecina de Cheliábinsk.

Los primeros cálculos de la NASA, la ESA y otras instituciones científicas descartan que, dada su diferente trayectoria, esté relacionado con el asteroide 2012 DA14, que pasó el viernes por la noche a 27.600 kilómetros de la Tierra. "Es una coincidencia cósmica, aunque espectacular", según Alan Fitzsimmons, del Centro de Investigación Astrofísica de la Universidad de la Reina en Belfast.

Los expertos coinciden, además, en señalar que objetos del tamaño del de Cheliábinsk son prácticamente imposibles de detectar. Aunque cada día caen a la Tierra unas 12 toneladas de piedras y polvo cósmicos, sucesos como el de este viernes son algo extraordinario. El problema es que, con la tecnología actual, no es posible hacer nada ni aunque una roca de gran tamaño se dirija directamente contra nuestro planeta. Las heroicidades de Bruce Willis y compañía son cosa del cine.

Sin protección

Un asteroide como 2012 DA14 choca con la Tierra una vez cada 1.200 años, aproximadamente. Una colisión así liberaría unos 2,5 megatones de energía y provocaría una catástrofe regional. El suceso similar más próximo en el tiempo del que tenemos noticia, la explosión de Tunguska de junio de 1908, arrasó el equivalente a Gipuzkoa. Y no sabemos cuándo ni dónde volverá a pasar algo parecido.

En la novela de Arthur C. Clarke 'Cita con Rama' (1973), un objeto similar al de Tunguska destruye Padua y Verona, y mata a cientos de miles de personas. El autor de ciencia ficción plantea esa catástrofe como el suceso que lleva a la Humanidad a ser consciente del peligro de los impactos cósmicos. Los dinosaurios y los reptiles marinos y voladores se extinguieron hace 65 millones de años tras el choque de un asteroide de 10 kilómetros de diámetro que dejó como cicatriz un cráter de 200 kilómetros con centro en la actual península de Yucatán.

Los científicos tienen localizados ya muchas de las rocas espaciales más grandes que pueden suponer un riesgo, pero calculan que hay por ahí fuera medio millón de piedras del tamaño de 2012-DA14 y solo se ha descubierto hasta el momento un 1% de ellas. O, lo que es lo mismo, no sabemos cuántos del 99% restante pueden ser un peligro.

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